Algo serio tiene que pasar en España

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

27 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Por más que alguna prensa extranjera elogie a España por la capacidad de sus ciudadanos para encajar recortes, las cosas no pueden seguir así. Algo serio tiene que pasar en la economía y en la política. Seis millones de desempleados es demasiado, aunque sean cuatro y medio si hay un 25 % de economía sumergida. Especialmente sangrante es el porcentaje entre los jóvenes, mas de la mitad. Y no ha concluido la escalada de despidos. Fátima Bañez, ministra de Trabajo y Soraya Sáenz de Santamaría, destacaban que la espiral de destrucción de empleo viene frenando: empezó el año con un 18 % y terminó en un 13. «Aún falta, sobre todo en el sector público», destaca un alto dirigente del BBVA. Los excesos en tantas administraciones superpuestas requieren un ajuste que ni siquiera ha comenzado, salvo para interinos y contratados que han pagado el pato injustamente.

Con todo, los datos mejoran en el escenario financiero. Se lo adelantamos: esta semana presentarán sus cuentas y sus previsiones para el 2013 Emilio Botín y Francisco González, presidentes de los dos mayores bancos del país, y se espera que confirmen oficialmente los datos positivos que ya maneja su entorno: para el último trimestre de este año la mejoría se hará evidente. Otra cosa es que «España y Europa deben trasladar la mejoría financiera a la económica», es decir, pasar de la recuperación del crédito a la creación de empleo, como acaba de señalar Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo en Davos. Esa es el reto para empezar a notar una mejoría real.

«Podría cambiarme el coche y tengo el dinero en el banco pero me espero a ver donde va esto», confiesa un camarero impactado por la profundidad de la recesión. Pueden ser miles los que compartan esa precaución porque también en el ámbito familiar la situación ha mejorado algo, excepto para los que han cruzado la raya de la pobreza procedentes de la clase media. España es más dual ahora que antes de la crisis y profundizará esa brecha. «El 97 % de las familias españolas están al corriente de pago», dicen las estadísticas oficiales. Ha habido un esfuerzo admirable para reducir deuda en hogares y empresas. Los mercados lo aprecian y la prima de riesgo baja. No todo va tan mal como iba.

Lo que ha empeorado y no se le ve solución es la confianza en la política. Esta última semana y media ha sido muy dura. Los 22 millones de euros de Bárcenas volando de Suiza a América, más los sobresueldos de los dirigentes populares han conmocionado al país. Y a ese partido especialmente. Le sigue la sucesión de noticias de corrupción en otras formaciones destacando la condena a la Unió Democrática de Durán i Lleida, que cada vez que hay una noticia negativa que le afecta está de viaje en Chile.

No bastará con el pacto contra la corrupción que impulsa el Gobierno pero que no se creen ni los que lo tienen que firmar. No será suficiente con reducir diputados autonómicos en Madrid, Galicia y otros parlamentos. La ciudadanía está harta. La noticias negativas diarias afectan a casi todas las instituciones y partidos. Antes se salvaban la Monarquía y el Banco de España. El príncipe cumple 45 años y la revista Lecturas se ha atrevido a titular: «Felipe y Letizia, el único problema es su familia». Y el Banco de España, antaño ejemplo de solvencia y seriedad, fracasó en el control del despilfarro de las cajas de ahorros.

Hay una exigencia popular de refundación del sistema. Ya no valen los arreglos cosméticos. Ese tiempo ya pasó. Algo serio debe suceder en España para recuperar la confianza.

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