Feijoo y la Galicia disolvente

Laureano López
Laureano López CAMPO DE BATALLA

ESPAÑA

30 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Al fin sabemos que sus señorías leen a Rosalía de Castro y a Dickens... Lo que no sabemos muy bien, después de cinco horas de un debate a ratos soporífero, lecciones de erudición de Beiras al margen, es lo que realmente hará el ya investido presidente de la Xunta para sacar a Galicia del atolladero en el que se encuentra, más allá de pretender cumplir a rajatabla el déficit, un concepto abstracto y que, por lo tanto, ni se ve, ni huele, ni mucho menos se come ni, claro, sirve para atravesar la AP-9 sin pasar por caja. También nos quedamos con las ganas de conocer las alternativas de los grupos de la oposición, que se limitaron a recordar por enésima vez que todo lo que Feijoo hizo, lo hizo mal, y que todo lo que hará, lo hará peor. Si llegan a cantar en playback nadie se entera de la diferencia. La política es así de previsible, por mucho que alguno (Beiras otra vez) la haga imprevisible llamándole a la Cámara cámara de gas. Pidió disculpas a su manera. El que no las pidió fue Feijoo tras practicar unos juegos malabares nada menos que con la cola del paro, como si que creciera en 56.000 personas durante su mandato fuera todo un éxito. Se permitió esa butade y aún así salió silbando... Más le vale a Feijoo acertar bastante más esta legislatura, porque frente a su Galicia solvente lo que se percibe fuera del Parlamento es una Galicia disolvente, cada día que pasa con menos oportunidades, menos gallegos, menos vacas, menos recursos y, de tiro de gracia, menos caja.