Ante la situación judicial de Blanco, Rubalcaba evita usar el ejemplo de Camps como arma contra el PP. Por M. Cheda
07 nov 2011 . Actualizado a las 12:42 h.Domingo 6, primero de campaña y penúltimo antes del 20-N. Todas las encuestas en contra, la cosa negra, el tiempo encima. Hora de arriesgar. Rajoy en casa, atareado con los deberes del debate y sin micros a boca desde los cuales responder. Mitin paellero, en Valencia, la tierra de Camps y sus asuntos pendientes con la Justicia. El pabellón a tope. Diez mil escuchando. Esperando escuchar. Como ninguna otra, la ocasión se prestaba para usar a discreción el rifle de la Gürtel, un arma mil y una veces antes disparada desde Ferraz, en la lejanía de Madrid. Pero Johnny, ayer, no cogió su fusil. Rubalcaba renunció a desgastar al PP aventando el procesamiento por cohecho impropio del ya expresidente de la comunidad levantina. Porque sin Gürtel no hay Campeón.
Exceptuando un chascarrillo de dos segundos, el candidato socialista a la Moncloa obvió en su larga intervención la causa de los famosos trajes. Ni una alusión más al tema, ni explícita ni implícita. Nada de corrupción, nada sobre prácticas éticas, nada acerca de transparencia... Nada de nada. Ni él ni quienes lo precedieron sobre el escenario: Felipe González, de nuevo, y dos más. De ese modo tampoco da pie a los de la gaviota para convertir en asunto central de estas fechas la llegada al Tribunal Supremo, en el marco de la operación Campeón, de actuaciones relacionadas con el titular de Fomento, José Blanco. «En ese caso -cuentan en el entorno del aspirante a presidente- son todo falsedades y manipulaciones, como aquello del Audi de Touriño. Pero nos duele ver día tras día en campaña cómo se ataca a nuestro número tres». Peor es meneallo, vamos.
Así que a orillas del Turia Rubalcaba prefirió centrarse en recetar a los suyos remedios contra la derrota. «No esperéis a que la gente que está en casa venga a nosotros, que no va a venir; vayamos a ellos. [...] Dad la cara», exclamó, no sin dejar de pedirles: «Explicad a la gente lo que hemos hecho bien, lo que no nos gusta de lo que hemos hecho y lo que vamos a hacer. Somos los socialistas de siempre».