El PP gallego tuvo que invertir tres cuartos de hora de mitin para arrancarle un tibio aplauso al público reunido el viernes en O Barco. Y el PSOE coruñés ni siquiera logró ayer que acudieran a la fiesta del partido en Oroso los alcaldes más emblemáticos que conserva en la provincia, como los de As Pontes, Ares, Noia, Betanzos o Dumbría. La frialdad y el desinterés está marcando el inicio de la campaña electoral en Galicia, en línea con el sentimiento que la clase política despierta entre los ciudadanos que no encuentran en sus dirigentes soluciones a la crisis y el paro. ¡Qué frío hace ahí adentro!, empiezan a comprobar algunos, a la espera de que el debate televisado entre Rajoy y Rubalcalba pueda levantar el ánimo de un electorado que ya visitó las urnas hace tan solo cinco meses.
El BNG mira a Keynes
Ahora que Europa y los grandes partidos niegan a Keynes con los principios de estabilidad presupuestaria, el BNG se encarga de rescatarlo. Lo hizo ayer Francisco Jorquera, saliéndose de la ortodoxia general al defender una «potente» inversión pública, aunque sea a costa del déficit, para estimular la economía.
Sin santos en el PSdeG
El PSOE está más cerca del laicismo que de los santos y procesiones. Aun así, Rubalcaba les puso ayer unas oraciones a Felipe González y Alfonso Guerra -lo más parecido a un santo que puede haber en el partido- para intentar remontar en las encuestas. En Galicia es impensable una imagen del mismo calado. A lo mejor no hay santidad en el PSdeG. De intentar algo parecido en estos lares, obligaría a subir al mismo escenario a Touriño, González Laxe, Pachi Vázquez y José Blanco. Y, como no, también a Francisco Vázquez, el que más cerca estuvo de los representantes del cielo en la tierra.