Los imputados entraron en la Ciudad de la Justicia en medio de una maraña de periodistas, cámaras, curiosos y policías
28 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.El festival de cine de San Sebastián se clausuró el sábado, pero el desfile de estrellas continuó ayer en el otro extremo de España. Las cámaras y los micrófonos se contaban por decenas en la Ciudad de la Justicia de Málaga, donde más de trescientos periodistas acreditados esperaban ansiosos la llegada de quienes se sentarían en el banquillo por el caso Malaya. Fue el caso de Marisol Yagüe, que además de ex alcaldesa de Marbella y acusada por prevaricación, cohecho y malversación, también ha grabado unos cuantos discos de coplas. Era tal la cantidad de periodistas que se agolpaban a su alrededor buscando una declaración, que bien podría haberle hecho la competencia a Julia Roberts en la alfombra roja.
Pero la llegada de Yagüe, que además fue la última en entrar en los juzgados, no fue la única que causó furor entre curiosos y medios de comunicación. Casi un centenar de acusados, otros tantos abogados y cientos de periodistas nacionales y extranjeros, trastocaron el acontecer diario de la Ciudad de la Justicia y pusieron a prueba su funcionamiento. Y la prueba fue superada.
El acceso de los procesados y abogados se desarrolló sin incidentes en medio de una gran expectación mediática y de un despliegue policial único, debido a la avalancha humana que se generó por la popularidad de algunos de los imputados, entre los que hay ex alcaldes, concejales y empresarios vinculados a sectores como la construcción, los toros o el fútbol.
Agentes de la Policía Nacional no solo custodiaban la entrada al recinto, sino que ayudaban a los procesados a salir de la zona tomada por la prensa. El celo en la organización motivó caras de sorpresa entre las personas que acudieron a la Audiencia de Málaga por otros asuntos judiciales, que se toparon con dos cordones policiales, lo que también confundió a algunos acusados del caso Malaya, que no sabían por dónde debían acceder a las instalaciones, según informó Efe.
Locura
Con paso firme y semblante serio entró uno de los acusados más esperados, el ex alcalde de Marbella Julián Muñoz, cuya presencia desató una verdadera locura entre la nube de informadores de prensa rosa que lo rodearon, y de la que pudo salir a duras penas, y entre los vecinos que con pancartas gritaban que les devolviera el dinero robado. Fue tal el forcejeo que un cámara rompió las gafas a un policía. Llegar hasta la zona protegida por el cordón policial parecía una meta imposible para los imputados.
Con aire más cinematográfico hizo acto de presencia el constructor Rafael Gómez, alias Sandokán , uno de los primeros en llegar y de los pocos que hicieron declaraciones. Gómez dedicó una amplia sonrisa a la prensa -saludo con la mano incluido justo antes de cruzar la puerta de la audiencia- mientras decía: «No tengo ninguna preocupación». También hizo derroche de simpatía la ex concejala socialista Isabel García Marcos.
Otros imputados no fueron tan atrevidos y prefirieron colarse por las puertas laterales. Más suerte tuvieron las caras menos conocidas, que se salvaron de sufrir el acoso mediático. «¿Ese quién es?» Se escuchaba decir a un fotógrafo justo después de disparar un flash a algún protagonista no identificado. A esta maraña se sumó la presencia de multitud de curiosos: jóvenes, mayores, trabajadores de zonas cercanas e incluso de los mismos juzgados... todos querían ver a los protagonistas del mayor juicio de la historia española.
Horas después, toda la escena se repetía a la salida de la vista. «Dejadme ya, dejadme ya», repetía una cansada Marisol Yagüe. El juicio se reanuda hoy a las diez de la mañana, por lo que se espera una nueva entrega del desfile de estrellas del culebrón Malaya.