El difícil reto de acortar la legislatura

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente MADRID/LA VOZ.

ESPAÑA

El PP busca la forma de aprovechar su tirón en las encuestas pero descarta una moción de censura al carecer de apoyos y el Gobierno ni se plantea adelantar las elecciones

15 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El Gobierno y su presidente están en caída libre mientras el PP arrasa en todas las encuestas, bordeando la mayoría absoluta, aunque Mariano Rajoy no despegue al mismo nivel y genere una desconfianza similar a la de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero los populares no ven la forma de acortar la legislatura. El Gobierno ha descartado totalmente la convocatoria de elecciones anticipadas y la presentación de una cuestión de confianza, entre otras cosas porque la derrota sería prácticamente segura en el primer caso y muy probable en el segundo.

La apuesta de Zapatero es cambiar su gabinete, o de forma inminente, una vez que acabe la fallida presidencia española de la UE, o a la vuelta del verano, para darle más peso político ante los tiempos aún más difíciles que están por llegar, según confesó al locuaz presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla.

La única opción que le queda al PP, al margen de la habitual labor de desgaste de su oposición frontal, es la moción de censura. Pero la secretaria general, María Dolores de Cospedal, la volvió a descartar ayer con el argumento de que no contaría con suficiente respaldo para sacarla adelante, «por lo que hoy sabemos», y no sería «eficaz» para los ciudadanos.

El precedente de González

La primera premisa es irrefutable, según lo que han manifestado los grupos, especialmente CiU, cuyo apoyo sería fundamental y ha dicho que no la votaría. La segunda es opinable, ya que Felipe González utilizó con gran éxito, en mayo de 1980, esta iniciativa constitucional -que permite presentar un programa alternativo de gobierno- contra Adolfo Suárez, y a pesar de que la perdió le sirvió para afianzarse como líder y para que la opinión pública viera que el PSOE era un recambio serio y creíble a la UCD.

Rajoy cree que no le hace falta porque está seguro de que la crisis le situará en La Moncloa sin hacer demasiados esfuerzos, solo con no cometer errores graves. Ni el caso Gürtel le impedirá ganar ante un rival noqueado. Es probable que el líder del PP aproveche el debate sobre el Estado de la Nación del 14 y 15 de julio para reclamar elecciones anticipadas, como ya han hecho otros dirigentes del PP.

Los socialistas, a los que la implicación de González ha dado nuevos bríos, repiten que aún quedan casi dos años para las elecciones y las cosas pueden cambiar. Confían en que las medidas de austeridad y la reforma laboral sean aceptadas con el tiempo por los ciudadanos como inevitables y se completen con subidas de impuestos a los más ricos para remontar. Y que el perenne no a todo de Rajoy le pase factura, ya que los gobiernos europeos de centro-derecha están tomando medidas de ajuste similares.

Pero el principal peligro para el Gobierno son los próximos Presupuestos. La pírrica votación que dio luz verde al ajuste fue una advertencia. Una vez que CiU y la izquierda han anunciado que no los apoyarán, solo le queda cortejar al PNV, cuyo concurso le permitió aprobar las cuentas públicas de los dos últimos ejercicios. Si esta vez no logra convencer a los nacionalistas vascos, podría verse abocado a adelantar la cita con las urnas. Una última posibilidad, que hoy parece remota, es el recambio de Zapatero por otro socialista de prestigio internacional, que podría ser Javier Solana, si la situación económica española deviene catastrófica.