Zapatero prepara al PSOE para la posible ruptura de la paz social

Paula de las Heras MADRID.

ESPAÑA

01 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

José Luis Rodríguez Zapatero se dirigió ayer a la dirección de su partido con un mensaje claro: el PSOE debe prepararse para volver a apretar los dientes y pasar otro trago amargo, porque la reforma laboral se tendrá que hacer, casi con toda seguridad, por decreto. Los socialistas ya han interiorizado que su líder tendrá que «asumir su responsabilidad» y legislar por su cuenta. La secretaria de Organización, Leire Pajín, defendió al término de la reunión de la comisión ejecutiva que lo importante es sacar adelante una reforma que permita «crear empleo y de mayor calidad».

La convicción de que flexibilizar el coste del despido permitirá rebajar el elevado índice de paro de España y generar crecimiento económico es muy reciente en el partido del Gobierno. Hace apenas unos meses el propio Zapatero ponía ambas máximas en cuestión. Ahora, los socialistas han abrazado el discurso de sus opositores y están dispuestos a sacrificar otra de sus señas de identidad para calmar a los mercados.

El tiempo juega a su favor

La paz social está en riesgo, pero los socialistas empiezan a aseverar que no hay por qué tener pánico a una huelga general. «En 1988 hubo en este país una huelga y otra en 1992, y después de ambas Felipe González volvió a ganar las generales. [Manuel] Chaves, que era ministro de Trabajo durante la primera -insiste un miembro de la ejecutiva socialista- tuvo cinco mayorías absolutas en Andalucía». Igual que con el tijeretazo, el PSOE apela en este caso a que Europa obliga a que los países de la eurozona, sin excepción, lleven a cabo medidas similares.

Es raro encontrar un socialista que no admita que está pasando un duro trago o que en el partido hay desasosiego. Las encuestas no ayudan a calmar los ánimos. La mordida del PP amenaza incluso los feudos más fieles al PSOE. Pero los dirigentes del partido se han instalado en una actitud defensiva. Repiten que aún queda mucho para las elecciones, que es el momento de aguantar el chaparrón y que cuando las medidas económicas empiecen a dar frutos todo se verá de otro color. Por eso el PP, dicen, presiona para un adelanto electoral, pero «el tiempo corre a nuestro favor».