Ibarretxe se enreda en la alambrada

Paula de las Heras

ESPAÑA

Despide la legislatura con un discurso en el que dice que el Constitucional ha fijado «los límites» del cerco y equipara la España democrática con la del franquismo

27 sep 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Juan José Ibarretxe ya no tiene ficha para mover. Por primera vez en muchos años, el lendakari se presentó ante el Parlamento vasco sin fuelle para reactivar su ofensiva soberanista. Atrapado entre el techo de cristal impuesto por la estrategia más pragmática de su partido, el PNV, y la «alambrada» que, según su propia terminología, ha levantado el Tribunal Constitucional, compareció ayer en el último gran pleno de la legislatura con las manos vacías y colgado aún de una ley de consulta que él mismo dio por finiquitada.

La intervención del jefe del Ejecutivo vasco en el debate de política general venía cargada de simbolismos. Hace justamente un año que utilizó esta misma plataforma para lanzar a bombo y platillo su hoja de ruta, el plan para la normalización del País Vasco en el que se incluía una consulta ahora declarada ilegal. Ayer, el lendakari tenía además la última oportunidad para pronunciar un discurso extenso y profuso en la Cámara de Vitoria antes de las elecciones, porque en diciembre acaba la legislatura.

Ni un solo golpe de efecto

Y aun así fue incapaz de articular ni uno solo de esos golpes de efecto, de los que ha hecho un uso masivo, a fin de tomar la iniciativa política. Ni tan siquiera desveló si será (que es lo más probable) el candidato del PNV. Y mucho menos puso fecha a los comicios, que se moverán entre finales de febrero y principios de marzo, desestimada ya hace meses la posibilidad de adelanto.

Se entregó al derecho al pataleo frente a los supuestos desmanes del «Estado español» y sobre todo de José Luis Rodríguez Zapatero, al que acusó de «someter, imponer y pisotear» los deseos de la mayoría de la sociedad vasca. Zapatero y España son, según las palabras del jefe del Ejecutivo vasco, dos de los grandes problemas del País Vasco. A la misma altura que el terrorismo de ETA.

En el balance político de legislatura se negó admitir que sus empellones soberanistas hayan sido en balde. «Hemos recorrido un camino que no tiene vuelta atrás, pero tenemos pendiente de abordar un verdadero proceso de diálogo con mayúsculas y sin exclusiones», insistió. Sus palabras llevaban implícita una condena a la ilegalización del PCTV y de ANV, pero también una deslegitimación del sistema democrático español, en el que «consultar a la ciudadanía vasca está prohibido porque pone en peligro la soberanía de la nación española, única e indivisible».

«No es necesario seguir fingiendo, el PSOE y el PP, utilizando al Constitucional, nos han señalado claramente los límites de la alambrada, sin caretas: solo existe una nación, la nación española; solo existe un pueblo soberano, el pueblo español; el pueblo vasco no existe y no tiene derecho a decidir», concluyó, para equiparar la España democrática con la del franquismo.