El escritor de Úbeda publica una nueva edición revisada de «El jinete polaco», el libro con el que obtuvo en 1991 el galardón literario mejor dotado
20 sep 2002 . Actualizado a las 07:00 h.La nueva edición de El jinete polaco actualiza una de las novelas más aplaudidas de Muñoz Molina. -¿Qué novedades aporta esta reedición? -He hecho correcciones que el lector no percibe conscientemente, pero que son importantes para el mecanismo interno del libro. Además, las páginas son más grandes y la lectura es más fácil, y eso es importante en un libro tan largo. El libro ha sido sometido a un proceso de limpieza: de erratas, de algunas repeticiones tontas, de algunos excesos y redundancias... Pero todo de una manera muy discreta. El lector no va a echar en falta un personaje o un episodio, de ninguna manera. -Para usted, ¿ha sido esta relectura un ejercicio de nostalgia? -No, yo no soy nostálgico. Más que de nostalgia, de darme cuenta cómo pasa el tiempo. Si se escribe con cierta honradez, las cosas se quedan atrás muy deprisa. -Tras el éxito de «El jinete polaco», ¿tuvo la impresión de que había hecho su mejor libro? -No. Al ganar el Premio Planeta, este libro estaba sometido a muchos malentendidos. Era un premio comercial, y yo era consciente de que el libro iba a ser visto en muchas ocasiones no como una novela, sino como una novela que había ganado el Planeta. -¿Cómo reaccionó al conocer que se llevaba el premio con mayor dotación de España? -Me pareció asombroso. Cuando estaba corrigiendo las pruebas, pensaba: «¡Madre mía!» No era un libro precisamente comercial. Resultó comercial después porque se vendió bien. Era un libro muy largo, muy complejo. No es la clase de historia que se lee de un tirón.