Mohamed VI, que ha sorprendido a su país por la serenidad de sus decisiones, concita las esperanzas de las personas pobres Mohamed Ben El Hassan Alaoui nació el 21 de agosto de 1963, y hasta la muerte de su padre, Hassan II, poco trascendió de su vida. El ahora Mohamed VI pertenece a una familia que ostenta el poder desde 1666, es el decimoctavo rey alauita y el trigesimosexto descendiente del profeta Mahoma.
18 sep 2000 . Actualizado a las 07:00 h.En su reciente libro Mohamed VI, François Sauzey imagina al nuevo rey de Marruecos como un profesor neófito que coge la tiza ante la pizarra en blanco _más bien en negro_ bajo la atenta mirada de sus alumnos. Estos pupilos de Mohamed VI son millones, y probablemente esperan más de él que del aparato estatal que le toca dirigir. Juventud Su apelativo más coloquial es M6, y tal vez sea la informalidad de esta abreviatura una demostración de cuánto espera del nuevo rey una juventud enorme. Porque más de la mitad de la población marroquí tiene menos edad que su rey, un monarca también joven que usa gafas oscuras, que conduce su propio coche y gusta de surcar la costa de Rabat-Salé con su moto de agua sin aparente escolta. Mohamed VI nació en Rabat y fue educado primero en palacio, con un selecto grupo de compañeros, y luego en la Facultad de Derecho de la Universidad Mohamed V de la capital marroquí. Allí coincidió de nuevo con compañeros de colegio, algunos de los cuales forman hoy parte de su círculo más próximo _el poderoso Gabinete Real_ y del Gobierno, como Fouad El Himma, secretario de Estado. Más tarde se doctoró en Derecho en Niza. «Nos ha sorprendido la serenidad con la que se ha puesto la indumentaria real», dice André Azoulay, veterano consejero de Palacio y responsable de Economía y Finanzas. Y es que este príncipe heredero, que su padre encontraba poco espabilado, se reveló, desde los primeros momentos de reinado, un sucesor con la mente al parecer bien amueblada. Aire fresco Las élites del país se van acostumbrando a las declaraciones sorprendentemente frescas del nuevo rey, y los más desfavorecidos ven en él una cierta esperanza. Mohamed VI canceló los tradicionales fastos de celebración de la subida al trono, el pasado 30 de julio, y el dinero recaudado, de empresas y particulares, se destinó a la Fundación Mohamed V de ayuda a los más necesitados. Todo ello explica que sean miles los desheredados que se dan cita en los márgenes de la carreteras marroquíes para ver pasar al rey de los pobres, que se ha venido convirtiendo ya en un sobrenombre popular.