Trece millones de Reyes Magos

Carlos Cortés
Carlos Cortés MONFORTE / LA VOZ

ELECCIONES 2016

Un bar de San Clodio repartió 65 décimos del primer premio de la lotería del Niño en la pequeña comarca de Quiroga, muy castigada por la crisis de las canteras de pizarra

07 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«El dos, el dos, el seis, el cinco, el cuatro... 22654». Los niños del colegio de San Ildefonso recitaban ayer por televisión el primer premio de la Lotería del Niño en el bar Central de San Clodio. Pero casi nadie les estaba haciendo caso. Solo Cristina Casasempere se dio cuenta de que les había tocado el gordo. «En cuanto vi el cuarto número ya dije ?ay madre, que nos tocó?», contaba ayer entre abrazos la dueña de ese bar cuando ya todo el mundo en Ribas de Sil sabía que el sorteo del 6 de enero había dejado en este municipio lucense trece millones de euros.

El Central es bar y despacho de loterías de los denominados mixtos, que no venden décimos directamente como las administraciones, sino a través de máquina. No es habitual que un establecimiento así reparta tanto dinero junto, pero es que sus dueños adquirieron un lote de 65 décimos de un mismo número para ofrecerlos entre sus clientes. Ya habían jugado al 22654 en el sorteo de Navidad. Y a lo grande, porque vendieron tantos que tuvieron que buscar más y acabaron encargando ochenta a una administración de Barcelona. El 22 de diciembre no les tocó ni el reintegro, pero perseveraron y al segundo intento dieron en el clavo.

Todos vendidos

No han tenido que devolver ni un solo décimo. Los fueron vendiendo uno por uno en el mostrador. Algunos clientes se llevaron dos, como José Luis González, propietario de la zapatería local La Rápida, que comparte uno de ellos con una hija y le regaló el otro a una cuñada que vive en el vecino municipio de San Xoán de Río, en la vertiente ourensana de la Serra da Moá. Dos décimos de 200.000 euros cada uno en una sola familia no está mal, pero es que había más. Él no lo sabía cuando llegó al bar con una sonrisa de oreja a oreja. Tampoco cuando se topó con su sobrino Pablo, igual de eufórico que él. Cuando le dijeron que Pablo, hostelero en la playa fluvial de San Clodio, también tenía un décimo premiado, al hombre le entró la risa floja. Imposible sacarle ya en qué pensaba gastar el dinero.

Tampoco lo tiene claro Isidoro Nogueira, empleado en el Ayuntamiento de Quiroga. Casado y con dos hijas, los 200.000 euros de su décimo le vendrán bien, asegura, «para tapar unhas goteiras».

Al vecino municipio de Quiroga se habrán ido una parte significativa de los trece millones. «San Clodio e Quiroga facemos unha vida moi compartida», explica Roberto Castro, que es teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Ribas de Sil y comparte con Cristina Casasempere la propiedad del Central.

Efectivamente, Quiroga es la capital de una pequeña comarca de poco más de 6.000 habitantes formada por este municipio, Folgoso do Courel y Ribas de Sil. Muy castigada en el 2008 por la crisis de la industria de la pizarra, ahora vive fundamentalmente de las pensiones y de un turismo que aún no da para dejar de llorar por los sueldos que se cobraban en las canteras.

Soltero y sin compromiso

En pleno territorio de canteras vive Eugenio Silvelo, vecino de la minúscula aldea de A Cruz de Outeiro, en el norte del municipio de Quiroga y ya en plena Serra do Courel. Soltero de 57 años -«E sen compromiso, pero iso non o poñas», dice riéndose con ganas-, ayer por la mañana ayudaba en una matanza cuando vio por televisión que el premio había caído en Ribas de Sil. Tenía que haberle tocado a él, porque había comprado lotería de todos los bares de San Clodio. Sin decir ni mu, salió de la casa y corrió a celebrarlo con la clientela habitual del Central.

Eugenio está pensando en comprarse un coche y era de los pocos que ayer admitía tener algo en mente en lo que gastar el dinero, más allá de los clásicos agujeros que tapar. La mayoría optaban por no contarlo o por no precipitarse. Como Víctor Casasempere, hermano de la copropietaria del bar. Él y su mujer Begoña Pérez iban en coche hacia Sarria para llevarle un regalo de Reyes a un sobrino y tenían la radio puesta. «¡Es el número que tiene mi hermana en el bar!», le gritó a su mujer sin creérselo de todo. Salió de dudas en cuanto llamó a Cristina. «Ya estaba como loca, casi no podía hablar», cuenta Víctor. Él y su mujer tienen un hijo pequeño y están esperando otro, así que apuestan por la moderación en medio de la euforia. «Hay que ser ahorradores y no gastar mucho, si no, malo», sentenciaba ayer, con una copa de champán en la mano.

Un concejal y un alcalde con suerte

Roberto Castro era ayer un hombre feliz. Ya no es solo que tuviese un décimo premiado, sino que además había sido su despacho de apuestas el que había repartido la suerte entre los vecinos. Concejal del PSOE desde hace cerca de veinte años, es teniente de alcalde en Ribas de Sil, el único municipio lucense que está en la margen izquierda del río Sil. Como si eso imprimiese carácter, el PSOE tiene aquí uno de sus feudos más sólidos en la provincia de Lugo, igual que el PP gobierna en aplastante mayoría absoluta desde siempre el vecino municipio de Quiroga. Pero los premios de la lotería unen mucho, así que uno de los que primero se acercaron por el Central para felicitar a los afortunados fue Isaac Lamas, el actual portavoz del PP. No había ido todavía el alcalde, el socialista Miguel Sotuela. Ayer no le tocó nada, pero es que él ya tuvo su propia ración de suerte hace algo más de veinte años. Sotuela y otros veinticuatro de su peña jugaban al número premiado con el gordo de Navidad. Les correspondieron catorce millones de pesetas a cada uno.

A Coruña, Quiroga y Pontecesures también saborearon el primer premio del Niño

La mayor parte de los décimos del 22654 vendidos en Galicia fueron a parar al bar Centro de San Clodio (Ribas de Sil), pero la casualidad quiso que otra pequeña porción se vendiese en la vecina localidad de Quiroga, a apenas un kilómetro de distancia. En el establecimiento no tenían ayer ni idea de cuál de sus clientes era el afortunado, pero quien quiera que fuese hizo la compra de forma automática en la máquina del local. Los propietarios de este establecimiento llevan doce años en la rúa Real, la travesía que atraviesa el casco urbano de Quiroga, y no es la primera vez que reparten fortuna. En el sorteo de navidad del 2014 vendieron allí un décimo del cuarto premio, que reportó a su propietario 20.000 euros. Diez veces menos que el gordo de ayer.

También se vendió un décimo del 22654, premiado con 200.000 euros, en A Coruña. Fue adquirido por un comprador anónimo en la máquina expendedora de la administración número 44, ubicada en el centro comercial Carrefour de la avenida de Alfonso Molina.

El establecimiento, que ayer estuvo cerrado, cambió hace dos semanas de manos. La nueva titular, Lourdes García, se mostró feliz de haber dado su primer premio importante y agradeció a sus predecesores la ayuda que le han prestado. No es la primera vez que la administración número 44 reparte una fortuna. Allí se selló el boleto de la Primitiva premiado con 4,7 millones de euros del que continúa sin aparecer el dueño, a pesar de que 317 personas dijeron que es suyo sin poder demostrarlo. El asunto está en manos de los tribunales.

Antonio, gerente de la administración de lotería de Pontecesures, no confiaba mucho en los Reyes fuesen a romper el maleficio que pesaba sobre el negocio que su padre abrió hace tres décadas. «Temos repartido premios importantes, pero ningún en Nadal nin en Reis», señalaba. Así que por la mañana, cuando lo llamaron para decirle que había vendido un décimo del primer premio, lo pillaron en Cambados, subido a la bicicleta. Su hermana Sabina, que trabaja con él, corrió a abrir el negocio. «Todos os anos, o día 21 de decembro, cando pechamos, limpo ben os cristais ?por se ven a prensa?. E hoxe, xa ves, damos o premio e eu con esta pinta», decía. El décimo ganador fue vendido por máquina. Creen haberlo despachado el día 5, «a un señor que pediu o que saíse». Les llamó la atención el número «porque é moi bonito». Empieza por 22, la cifra favorita de su padre. Villaverde, que así se llamaba, falleció hace un año «e sempre xogaba a esa terminación». Este año, ha traído la suerte.

Con las aportaciones de C. Cortés, X. Gago y R. Estévez.