El principio del gran cambio

ELECCIONES 2016

04 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Rajoy empieza la carrera destacado y todo hace pensar que será quien se enfunde finalmente el maillot amarillo. Porque cualquier otra combinación, si el 20D se confirmaran los datos del CIS, resultaría absolutamente excéntrica y de imposible sostenibilidad. Pero el asomar sobre los demás tiene un problema: se convierte en la diana fácil de todos. Y la lucha va a ser a muerte. Porque está todo por decidir, como demuestra que casi la mitad de quienes están seguros de ir a votar aún no han resuelto a quién darán su papeleta. La incerteza del resultado anima una campaña que por primera vez en años será determinante.

Y aunque pueden pasar muchas cosas de aquí al día 20, ocurra lo que ocurra será solo el primer paso de un gran cambio. Porque lo realmente incuestionable es que estas elecciones abren un tiempo nuevo. La redistribución del poder entre cuatro formaciones reduce el peso de las dos históricas, como es obvio, y da alas a las nuevas, para las que el 20D es solo la primera zancada de una carrera cuya meta está cuatro años después. Porque la próxima legislatura será lo más parecido a una segunda transición. Todo apunta a que Rajoy volverá a ser presidente, pero con un elevado peaje que le obligará a gobernar negociando con unos y otros cada paso que dé. Y se verá obligado a abordar numerosas y profundas reformas a las que hasta ahora se ha negado, porque se lo impondrán los demás. Como le ocurrió a Adolfo Suárez en su último mandato. Y como entonces, las disputas programáticas serán solo un elemento más de una dura pugna por un espacio político en trance de redefinición. PP y PSOE tendrán que reinventarse. Los socialistas siguen hundiéndose más y más, pese al bajón de Podemos. Los populares mantienen el tipo, pero deberán hacer frente a Ciudadanos, un partido en plena ebullición. Así que el voto será trascendente y, además, de largo alcance.