Una batalla entre Gobierno y partido que viene de lejos

G. B. MADRID / LA VOZ

ELECCIONES 2016

29 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría sostienen desde hace años una dura batalla que hasta hoy no ha ganado ninguna porque Rajoy tiene plena confianza en las dos. Esa pugna no es solo personal, sino que afecta al Gobierno y el partido, enzarzados desde hace tiempo en un cruce de acusaciones sobre la responsabilidad en el declinar electoral del PP. Sáenz de Santamaría tiene enormes cuotas de poder en el Gobierno, donde lo controla absolutamente todo, desde el CNI hasta la Comisión Delegada para Asuntos Económicos. Pero, desde hace tiempo, trata de influir también en el partido y en el Grupo Parlamentario promocionando a dirigentes de su confianza, conocidos como los «sorayos», cuyo máximo exponente es Alfonso Alonso, mientras que Cospedal hace lo propio con su gente. Un ejemplo de esa batalla fue la designación del candidato en Andalucía. Cospedal propuso a José Luis Sanz, pero Santamaría consiguió que Rajoy impusiera a Juan Manuel Moreno Bonilla, del entorno de la vicepresidenta y respaldado también por Javier Arenas. La secretaria general estalló el pasado mes de abril cuando, tras los primeros rumores de que iba a ser destituida, utilizó a la portavoz del PP de Castilla-La Mancha, Carmen Riolobos, para afirmar que «los que perdieron Andalucía, esos que no han ganado nunca o que no se han presentado a unas elecciones o, incluso, que no saben nada de política, se están dedicando a desestabilizar el PP». Todos entendieron que se refería a Sáenz de Santamaría.

Desde el partido se acusa a la vicepresidenta de ponerse de perfil frente al caso Gürtel para no perjudicar sus propias expectativas de cara al futuro relevo de Rajoy. Y desde el Gobierno se acusa al partido y a los dirigentes regionales de haberse pasado años haciendo reclamaciones económicas al Ejecutivo, lo que ha perjudicado claramente al presidente.