Ciudadanos se ofrece como aval del cambio para iniciar una «nueva transición»

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

ELECCIONES 2016

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Rivera se erige en el nuevo centro político que dialogará «con quienes no piensen como nosotros» para alcanzar acuerdos

21 dic 2015 . Actualizado a las 03:04 h.

Ni tristeza, ni decepción. Ciudadanos huyó del victimismo a la hora de valorar los resultados, que lo dejaron con un sabor agridulce. Quedó muy lejos de lo vaticinado por las encuestas, pero de la nada, y sin una infraestructura de partido en el conjunto de España, se ha erigido en la cuarta fuerza parlamentaria, con 40 diputados. Fue lo que resaltó su líder, Albert Rivera, durante una comparecencia en la que más de hablar de pactos habló de las reformas que propondrá en la nueva legislatura. «Aquí no acaba nada, hoy empieza todo», dijo ante centenares de seguidores que lo aclamaban con su tradicional grito: «Yo soy español, español». «Hemos hecho historia», añadió, refiriéndose al hecho de que un partido surgido de una plataforma civil ha logrado tener representación en todos los ámbitos políticos de la nación.

«Hoy empieza una nueva etapa de esperanza y de ilusión. Basta ya de rojos y azules, porque empieza una nueva era política en España y estoy orgulloso de encabezar esta nueva etapa política, una época de cambio», aseguró el líder de Ciudadanos, quien, con sus 40 diputados, se erigió en el nuevo centro político, que será «fundamental en la nueva transición». Esta centralidad le permitirá, a su juicio, tender puentes para facilitar la gobernabilidad y lograr consensos, aunque en ningún momento de su comparecencia expresó a quien iba a apoyar. «Desde el nuevo centro político -mantuvo- va a ser más fácil dialogar con quienes no piensan como nosotros, porque no son nuestros enemigos». El único límite que se puso a este diálogo fue el de la ley y la Constitución, en alusión a que, tal y como reiteró durante la campaña, impedirá la formación de Gobierno a Podemos y a sus socios independentistas si estos impulsan la candidatura soberanista.

Reforma electoral

Albert Rivera se mostró dispuesto a que el cambio propugnado durante la campaña, la nueva política protagonizada por la «gente normal haciendo cosas extraordinarias», se materialice en la nueva legislatura en una nueva forma de gobernar. Y para ello ya lanzó las primeras propuestas. Una de sus reformas iniciales pasa por impulsar la reforma electoral para permitir listas abiertas y para que «todos los votos valgan igual». «No puede ser -dijo- que un diputado le cueste a Ciudadanos el doble que al PP y al PSOE», una idea en la que también incidió su secretario de Comunicación, Fernando de Páramo, y la diputada catalana Inés Arrimadas. «La ley electoral -señaló esta última- no responde a la voluntad de la gente». Pese a que los 3,5 millones de votos alcanzados no les dieron más que para 40 diputados, Arrimadas expresó su confianza en que «vamos a ser decisivos para el futuro del país en esta etapa política apasionante». La coincidencia con su líder fue plena: «Se ha abierto una nueva etapa política en España», insistió la catalana.

La reforma electoral no fue el único cambio que propuso Albert Rivera, quien advirtió que «entramos de lleno en el Parlamento para impulsar reformas». Una de ellas será la de la educación, por lo que propondrá un «pacto de Estado para todos los españoles, que no sea la ley ni del PP ni la del PSOE». La despolitización de la justicia será otra de las medidas que propondrá cuanto antes en una legislatura en la que, reiteró, «no voy a apoyar ni a Mariano Rajoy ni a Pedro Sánchez». Cree que, pese a la fragmentación del Parlamento, se pueden fraguar acuerdos de gobernabilidad e incluso está dispuesto, tal y como había adelantado el último día de campaña, a abstenerse en la sesión de investidura para facilitar la formación de un gobierno que evite convocar elecciones anticipadas. Pero con las líneas rojas ya expuestas.