Una semana puede pasar en un suspiro o hacerse eterna, pero si las urnas calcan el sondeo, el 21D amanecerá con el nacionalismo gallego fuera del Congreso. Hecho histórico que implicará, lo avanzan las hemerotecas, que la leche gallega sea menos leche y el naval menos naval. Pues con sus errores -el penúltimo, cambiarse solo el nombre-, la presencia del BNG en Madrid ha servido muchas veces para recordar(les) que el noroeste también existe. Ninguno de los tres partidos que tradicionalmente ocupan el medallero en Galicia sale airoso de las urnas, aunque la moderada caída popular es casi un éxito, pues el escenario es hostil y Rajoy algo penaliza. El sostén, otra vez, es Feijoo, el único que está ahora en condiciones de garantizar mayorías absolutas al PP. Aunque la política es muchas veces lo contrario de la lógica, el 20D suena a punto y final para Sánchez y Besteiro. Las urnas, claro, también son juezas, y estar a punto de ser ¡cuarta fuerza! es una condena. El efecto Ciudadanos estaba descontado: hoy conseguirían escaños en Marte. Aquí, claro, también, aunque Rivera presentara de candidatos a jarrones chinos, cosa que, por cierto, ha hecho. No parece un buen comienzo. La coalición tripartita le debe mucho al tirón de Pablo Iglesias. En Aragón estarán contentos. A En Marea le ha bastado con esperar la llegada del 20D. Algunos, fumando donde no se puede. Por el momento, solo nos han traído humo.