Rusia quema 10 millones de euros al día en gas mientras los precios se disparan en toda Europa

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

STRINGER | REUTERS

Las facturas energéticas de los británicos aumentarán un 80 % en octubre

27 ago 2022 . Actualizado a las 16:05 h.

En la primavera del 2021 empezaron a saltar las primeras alarmas. El precio del gas natural empezaba a despuntar y, con él, el de la electricidad. En España, las primeras medidas para contener los precios para los hogares se adoptaron en junio de aquel año, con la primera rebaja del IVA de la factura eléctrica. Entonces, el megavatio hora de luz se cotizaba de media mensual a 83 euros; este agosto, a 280.

Y todo por el gas. Los mercados empezaron a ponerse nerviosos cuando Rusia, principal suministrador de la Unión Europea, inició su pulso con Europa y a amenazar con cortar el flujo. Tan nerviosos que el hidrocarburo cuesta diez veces más que hace un año, arrastrando en su carrera sin freno a los precios eléctricos de toda Europa. Los de España andan este sábado a 386 euros el megavatio hora; en Francia, a 626 y en el Reino Unido, a 561. Y es que, aunque no consuman tanto gas ruso como los países del centro de Europa, no se libran del incremento de las cotizaciones ni del contagio a los mercados mayoristas de electricidad.

La crisis energética tiñe de rojo todo el continente. Especialmente, el país que apostó por abandonar la Unión Europea: el Reino Unido, donde la factura de luz y gas de un hogar se encarecerá un 80 % en el último trimestre de este año. Allí, la regulación de los precios energéticos es bien diferente a la española. Aquí, la mayor parte de los consumidores domésticos (unos 18 millones) mantienen contratos en el mercado libre, en el que no existe un límite de precios. Las comercializadoras son libres de ofrecer el que estimen oportuno, y el cliente, de aceptarlo o no. En Gran Bretaña no funciona así. El regulador de los mercados energéticos, Ofgem, establece cada seis meses un tope máximo que las empresas de luz y gas no pueden sobrepasar en sus ofertas y que refleja el coste de comprar la energía en el mercado mayorista y suministrarla a los hogares. Y es ese límite para el trimestre de octubre a diciembre el que se encarecerá un 80 %. Así, con el actual techo, un hogar medio británico paga al año un máximo de 1.971 libras (2.335 euros) en luz y gas; con el actualizado, esa factura podrá alcanzar las 3.549 libras (4.205 euros).

Revisiones cada tres meses

Las revisiones de Ofgem son cada seis meses. Sin embargo, la volatilidad de los precios ha provocado que pase a hacerlo cada tres. Es decir, en diciembre tocará actualización y la consultora Cornwall Insight anticipa que el nuevo límite podría elevar las facturas del primer trimestre del 2023 hasta las 4.649 libras (5.508 euros).

«Sabemos el impacto masivo que tendrá este aumento en los hogares de Gran Bretaña y las decisiones difíciles que los consumidores tendrán que tomar ahora», reconoció Jonathan Brearley, director de Ofgem, quien reclamó más medidas de alivio por parte del Gobierno, que no ha reaccionado.

Tras desatar esta crisis de precios energéticos, Putin está quemando grandes cantidades del gas natural que le niega a Europa en una planta regasificadora cercana a la frontera con Finlandia. Según informa el portal de noticias de la BBC, estimaciones realizadas por analistas consultados por ese medio apuntan a que el valor en el mercado del hidrocarburo destruido ronda los diez millones de euros diarios.

Lo que no queda claro es por qué lo quema. Los expertos citados por la BBC explican que se trata del hidrocarburo que antes exportaba a Alemania. La combustión se produce en la planta regasificadora de Portovaya, cerca de la estación compresora situada al principio del gasoducto Nord Stream 1, que transporta materia prima bajo el mar hasta Alemania. Medios finlandeses apuntaban hace unos días que esa combustión era una forma de mantener la presión de la instalación tras reducir el flujo de combustible hacia Europa. El embajador alemán en el Reino Unido señalaba, en cambio, que lo quema porque no lo puede vender tras las sanciones impuestas a raíz de la invasión de Ucrania. Sin embargo, el embargo no afecta al gas, de momento.

Macron obvia el gasoducto con España y apuesta por Italia

El presidente Pedro Sánchez acudirá el martes a Berlín como invitado para participar en un Consejo de Ministros extraordinario del Gobierno alemán. Sobre la mesa, la preocupación de ese país por su suministro energético ante la amenaza de que Rusia corte el flujo de gas del que tanto depende aún. Y España podría ser la vía de entrada de hidrocarburo, bien procedente de Argelia, bien de los metaneros que descargan en las regasificadoras del país. El canciller Scholz y Sánchez quieren impulsar una nueva interconexión gasista de España con Francia, pero el presidente galo, Emmanuel Macron, no parece estar por la labor, definitivamente. El francés está de gira por Argelia, principal suministrador de gas de España, y de ese gasoducto por los Pirineos, nada de nada. Y apostó directamente por Italia como principal vía de entrada a Europa: «Es muy bueno que haya una mayor cooperación y más volumen a través del gasoducto italiano (Transmed) porque es una cuestión de solidaridad europea», declaró el mandatario francés en Argel sobre el reciente incremento de suministro acordado con Italia en plena crisis energética.

El presidente galo abundó en su postura al negar que Francia busque aumentar el suministro argelino. «A diferencia de nuestros amigos italianos que tienen un gasoducto, tenemos que licuar y luego regasificar; no es probable que la cooperación cambie la situación«», declaró.

Conocedor de las reticencias francesas, Pedro Sánchez avanzó hace unos días que si ese plan A no prosperaba, echaría mano del plan B, que es también Italia. Concretamente, la construcción de un gasoducto submarino entre Barcelona y Livorno, de unos 800 kilómetros de longitud y 3.000 millones de inversiones. Pero esta opción es a largo plazo. La tercera interconexión gasista con Francia podría estar lista en meses, según la vicepresidenta Teresa Ribera.

Portugal dejará a hogares y pequeños negocios volver a la tarifa regulada de gas

El Gobierno socialista de Portugal permitirá a los hogares y pequeños negocios que regresen a la tarifa regulada del gas que hasta ahora les estaba vetada por ley, después de que varias comercializadoras anunciasen subidas en las facturas a partir de octubre, en algunos casos superiores al 150 %. «Los precios del mercado regulado serán menos de la mitad de los precios de las comercializadoras que anunciaron su aumento», aseguró en rueda de prensa el ministro de Ambiente y Acción Climática, Duarte Cordeiro, al presentar la medida. De hecho, La Entidad Reguladora de Servicios Energéticos (ERSE) lusa anunció que la tarifa regulada del gas subirá un 3,9 % en octubre.

El miércoles, las dos principales compañías del mercado de gas en Portugal anunciaron aumentos a partir de octubre: EDP una subida media de hasta 37 euros por factura y Galp un incremento cuyo valor será divulgado «en breve», según informaciones de la agencia Lusa.

«Creemos que con este cambio muchos consumidores tendrán una factura inferior a la actual», insistió el ministro de Ambiente, quien añadió que la medida estará vigente durante un plazo máximo de doce meses.

El Ejecutivo considera que la medida puede ser «bastante más eficaz» para bajar la factura de familias y pequeños hogares que alternativas como la reducción del IVA.

Los clientes por mercado

En Portugal, 1,4 millones de clientes están en el mercado liberalizado del gas y solo unos 230.000 permanecen en el regulado. El resto de consumidores dependen de las bombonas de gas, para las que el Gobierno luso estableció recientemente un precio máximo.

Con esta medida anunciada este jueves, el mercado luso del gas sigue los pasos del de la electricidad, donde es posible volver a la tarifa regulada desde el 2017.

Para el mercado eléctrico, el ministro de Ambiente recordó que desde junio está en marcha el mecanismo ibérico acordado con España para poner tope al gas y reiteró que permite una reducción frente al precio que habría sin esta medida. «Nunca dijimos que no existirían aumentos de precios, dijimos que ese mecanismo los reduciría», defendió Cordeiro, quien se mostró partidario de que las facturas de las compañías muestren no solo el coste del tope al gas, sino también el ahorro que permite.