¿Quo vadis? ¡Con dos dígitos!

Roberto Pereira PRESIDENTE CLUB FINANCIERO DE SANTIAGO

ECONOMÍA

ALBERTO LÓPEZ

01 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En noviembre alertaba sobre la losa que se estaba colocando sobre nuestras espaldas, con una inflación que estaría por encima del 6 % a final de año. No me parece, pues, de recibo que nos quieran vender que la situación inflacionaria es consecuencia de la guerra; viene de antes. No podemos olvidarnos tan fácilmente de la espectacular subida de las tarifas eléctricas desde mayo del 2021, ni de la de los combustibles, detonante de una huelga del transporte, ni de los incrementos de los costes laborales provocados por la revisión del salario mínimo y su consecuente alza en las cotizaciones.

Con estos antecedentes, hay que tener en cuenta que en una economía de libre mercado como esta, el principal generador de valor añadido son las empresas, imprescindibles para poner en marcha los motores que crean valor, generan empleo y contribuyen al crecimiento y la sostenibilidad del PIB.

Y para que esto sea posible se precisan muchos más estímulos. No basta con la buena voluntad de los empresarios. Hay que entender que en un negocio no basta solo con vender, sino que ha de tener un beneficio, recurrente, para que la empresa garantice su viabilidad y su sostenibilidad.

En un escenario inflacionario, vamos camino de superar los dos dígitos en el corto plazo, porque aún hay costes que no se han trasladado al precio final y se están repercutiendo ahora, cuando vemos que en las reposiciones que se realizan en superficies comerciales de productos de primera necesidad emergen incrementos de precios superiores al 30 %. No se va solucionar el problema solo por la vía de trasladar en el PVP el aumento de los costes: solo provocaría una pérdida de poder adquisitivo y un empobrecimiento general de nuestra sociedad.

Por tanto, urge un gran pacto que incluya a todos: organizaciones empresariales, sindicatos, Gobierno y oposición. Nos estamos jugando el interés general de España. Hay que pensar en limitar incrementos salariales, y por supuesto que se necesita ajustar los impuestos y aparcar los gastos que no sean imprescindibles.

A grandes males, grandes remedios.