Las estaciones de servicio, obligadas a permanecer abiertas, aunque venden un 90 % menos

f. fernández
Redactora

Ser esencial suena a bendición, pero se ha convertido en toda una maldición para algunos de los negocios sin los que el país no puede vivir y que están obligados a permanecer abiertos al público con la declaración del estado de alarma, el 14 de marzo. Como las estaciones de servicio. El confinamiento al que está sometida la población combate el coronavirus porque ha vaciado de coches calles y carreteras, pero ha guillotinado la rentabilidad de estos establecimientos: 11.600 en toda España (unos 700 en Galicia). Casi nadie reposta ya, salvo, claro, transportistas y trabajadores del resto de lo servicios esenciales, y las ventas han caído en picado. Benigno Redondo, presidente de la Federación Gallega de Estaciones de Servicio (Fegaes), cifra en un 90 % el hundimiento del negocio a lo largo de estas cuatro semanas de encierro.

Otro dato: las salidas de gasolinas y gasoil de automoción desde las instalaciones del grupo CLH (Corporación Logística de Hidrocarburos) al mercado español en marzo descendieron un 28,2 % en comparación con el mismo mes del 2019. Pero hay que tener en cuenta que la primera quincena no había aún confinamiento, así que el embarrancamiento del consumo de combustibles es más contundente si se compara la semana comprendida entre el 30 de marzo y el 5 de abril de un año y de otro: CLH repartió un 82,6 % menos de gasolinas y un 62,2 % de gasoil (es el carburante usado mayoritariamente por los transportistas).

Pero, aunque no vendan y pierdan dinero, las estaciones tienen que estar abiertas, aunque el Gobierno sí les permite recortar horarios de atención al público. Y es lo que están haciendo la mayoría de los negocios en Galicia. Benigno Redondo explica que algunos están aplicando expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) para reducir la jornada laboral de los trabajadores, y otros están tirando de vacaciones para adelgazar plantilla temporalmente. «Yo creo que la mayoría podremos resistir, nos salvan las tiendas», asegura. Aunque si el estado de alarma se prolonga, la resistencia se podría quebrar.

Nunca pensé que tendríamos que reclamar la posibilidad de poder cerrar

Por eso, desde las patronales de las estaciones de servicio y también de las petroleras -apoyadas por partidos de la oposición como el PP- están exigiendo al Ejecutivo que permita establecer servicios mínimos. O sea, que acceda a que «podamos cerrar gasolineras» temporalmente, resume el presidente de la federación gallega. Pero no todas, claro, sino por zonas, dejando abiertas algunas para mantener el servicio. «Nunca pensé que tendríamos que reclamar la posibilidad de poder cerrar», reconoce compungido Benigno Redondo.

«No se vende nada»

Arturo Barreiro no se atreve a ser tan contundente. De hecho, aunque también lo está pasando mal, el gerente de la gasolinera de A Cabana -un barrio de las afueras de Ferrol que hay que atravesar para acudir a las principales playas del municipio- asegura que «de momento, vamos a aguantar, no queremos dejar tirados a los vecinos». No quiere ni oír hablar de ERE ni de ERTE. Y eso que en la estación de servicio, con ocho trabajadores, «no se vende nada, algo por las mañanas, pero por las tardes está todo el mundo metido en sus casas, y los fines de semana, que vendíamos tanto, ahora casi nada», explica. Sin embargo, aunque el negocio está en pérdidas, los ocho empleados están al pie del cañón: «Podríamos reducir horarios de atención, pero no lo hacemos». Eso sí, para sobrellevar la falta de clientela, los trabajadores se están turnando para irse una semana de vacaciones.

De momento vamos a aguantar, no queremos dejar tirados a los vecinos

La gasolinera sí ha cerrado al público el tren de lavado de coches, que ha ofrecido al Concello de Ferrol, que lo utiliza para desinfectar su parque móvil.

La gasolina sigue la estela del gasoil y en algunas estaciones cuesta menos de 1 euro

El litro de gasolina se vende ya por debajo de 1 euro en algunas estaciones de servicio de Galicia, siguiendo así la estela del gasoil, que rompió esa barrera hace ya unas semanas. Los carburantes de automoción no han estado tan baratos desde principios del 2016, aunque el grueso de los conductores no podrán disfrutar de estas ventajosas condiciones por la obligación de confinamiento.

Sin embargo, el precio medio de ambos combustibles todavía no se ha reducido tanto. Así, según datos recopilados en el portal de hidrocarburos del Ministerio para la Transición Ecológica, el gasoil se vende en Galicia a 1,05 euros, y la gasolina, a 1,11. El desplome de las cotizaciones va en picado. Así, en comparación con hace un mes —con el dato del 13 de marzo que aparece en el gráfico que acompaña esta información—, la gasolina cuesta un 10,5 % menos; mientras que el gasoil se ha abaratado en ese mismo intervalo de tiempo un 8 %. En dinero contante y sonante, llenar un depósito de 50 litros cuesta ahora 6,5 euros menos que hace un mes si es de gasolina, y 4,5 si consume gasoil.

En comparación con el precio medio mensual registrado en enero en Galicia, ambos carburantes se han desplomado en torno a un 16 %. El petróleo, por su parte, un 50 % (de 66 a 33 dólares, aproximadamente, por barril de brent). La federación de transportistas Fenadismer ha llamado la atención sobre este fenómeno de que los carburantes no bajen tanto como el crudo y ha pedido a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia que lo investigue.

Yendo a los datos de hace un año, la caída es igual de rotunda. Tomando como referencia la cotización mensual media de abril del 2019 en la comunidad, la gasolina está un 17 % más barata y el gasoil, un 16.

Tregua en la guerra del crudo

Mientras, según la agencia Reuters, Rusia y Arabia Saudí han conseguido acercar posturas en la cumbre de la OPEP+ celebrada este jueves y han acordado reducir la producción de crudo. Una treintena de países productores negocian un recorte conjunto de sus extracciones y la guerra del petróleo enfila una posible tregua. Rusia está dispuesta a rebajarlas un 14 % en comparación con los niveles del primer trimestre, es decir en 1,6 millones de barriles diarios, como esperaba Arabia Saudí.

Pero, entre tanto, el Fondo Público de Inversión de Arabia Saudí, el fondo soberano del país, ha invertido en torno a 1.000 millones de dólares (920 millones de euros) en cuatro de las principales petroleras europeas, según el diario financiero estadounidense The Wall Street Journal. En concreto, Riad ha decidido hacerse con participaciones minoritarias en la noruega Equinor, la angloholandesa Royal Dutch Shell, la francesa Total y la italiana Eni, aprovechando que su cotización ha descendido de manera abrupta por la caída de los precios.