Rodrigo Rato: «El presidente de BBVA me dijo que lo mejor era que dimitiera»

Ana Balseiro
Ana Balseiro MADRID/LA VOZ

ECONOMÍA

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El expresidente de Bankia se ha defendido asegurando que ni el Banco de España ni Deloitte pusieron en cuestión en ningún momento la formulación de las cuentas de BFA-Bankia en 2011, las de la salida a Bolsa

04 feb 2019 . Actualizado a las 18:02 h.

Tras un mes de parón, el expresidente de Bankia, Rodrigo Rato, reanudó hoy su declaración en la Audiencia Nacional, en el juicio por la salida a bolsa de la entidad financiera en el 2011, en el que se enfrenta a entre cinco y doce años de cárcel por los delitos de estafa a inversores y falsedad contable. En su vuelta al banquillo de San Fernando de Henares, el expolítico reconvertido en banquero ?actualmente está en prisión cumpliendo condena por el caso de las tarjetas black? abundó en la línea de defensa mantenida en las dos primeras jornadas de su interrogatorio, en enero: la legalidad de las cuentas de Bankia, pese a que acabó requiriendo un rescate público de 24.000 millones. Insistió en que el exministro de Economía, Luis de Guindos, exigió más provisiones a Bankia solo «por razones políticas» y, como novedad, señaló al expresidente del BBVA, Francisco González, como el instigador de su salida de la entidad financiera.

Aseguró que, en las reuniones mantenidas el 4 y el 5 de mayo del 2012 en el ministerio, con De Guindos y los presidentes de las entidades competidoras (Santander, BBVA y La Caixa), fue Francisco González ?actualmente en una situación complicada tras el escándalo del caso Villarejo? el que le planteó que debía dimitir, una idea inmediatamente secundada por el ministro.

«El presidente del BBVA me pidió que dimitiera», aseguró Rato, para añadir que «luego, pocos minutos más tarde, el ministro me ratifica que él es de la misma opinión». A preguntas del fiscal jefe de Anticorrupción, Alejadro Luzón (sustituye a la fiscala Carmen Launa, cuya baja por enfermedad obligó a suspender el interrogatorio desde enero), Rato detalló que fue el 5 de mayo, «en las oficinas del ministerio, en Cuzco, cuando González me dijo que era mejor que dimitera. Que habiendo sido ministro del PP no era bueno que estuviera de presidente de un banco».

Rato añadió que, dado que la indicación le parecía «un poco excesiva», la mañana del 7 de mayo se vio con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy,pero que este le ratificó lo mismo que le pedía De Guindos. Por ello, porque «no quería ser un problema» y pensó en "el interés de los accionistas", dimitió.

Rato avivó el fuego de este nuevo ataque al Gobierno del PP y, en especial, al exministro de Economía, ahora vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), asegurando que fueron sus tres grandes competidores los que fijaron las necesidades de provisión de Bankia en 15.000 millones (inicialmente eran 7.000), algo «excesivo» e inasumible para la entidad, lo que acabó precipitando su rescate. Añadió, además, que dicho cálculo no tenía "base legal alguna" ni tampoco la cobertura de las normas contables del Banco de España al que, según sostuvo Rato, el Gobierno pidió "silencio". "Era una petición política del que controla el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y de quien era nuestro jefe», insistió, sin nombrar a De Guindos.

El expresidente de Bankia dijo que desconocía qué saneamientos se les pedían a los demás bancos, pero que en el caso del suyo se organizaban "cenas en las que traen a otros para que digan las cifras".

Sin problemas en las cuentas

El ex responsable del FMI no asumió culpa alguna en la caída de la entidad financiera, de la que defendió su gestión y la corrección de sus cuentas. «En mi conciencia no había ninguna sensación de que tuviéramos un problema de salvedades [a las cuentas], nadie me lo había transmitido», sostuvo durante su declaración, asegurando que el socio auditor de Deloitte, Francisco Celma (también acusado en el caso), nunca se lo había trasladado antes de que el consejo las aprobara, en marzo del 2012.

Admitió, sin embargo, que conocía la preocupación de Celma ?con quien se mostró muy crítico? por la valoración de las acciones de Bankia y su matriz, BFA, pero que no dijo «oiga, esto es esencial y sin ello no les voy a poder dar una opinión sin salvedades» a las cuentas del 2011, las de la salida a bolsa, insistió Rato.

En respuesta a las preguntas del fiscal, aseguró que ni Deloitte ni el Banco de España cuestionaron la formulación de las referidas cuentas.

Explicó que el retraso en la realización del informe del auditor, que debía acompañar a los estados financieros en su comunicación al mercado, no alarmó a nadie del consejo de administración, ya que supusieron que se debía a que Deloitte estaba esperando la aprobación del Banco de España al plan de la entidad para cumplir las exigencias de saneamiento financiero del segunto decreto Guindos.

«No nos preocupaba la posibilidad de que se formularan las cuentas sin el informe de auditoría o un borrador, ya que Deloitte tenía la obligación contractual de realizarlo, si no supondría un incumplimiento legal», subrayó.

Sin embargo, admitió que en abril la tranquilidad del consejo mudó a perprejidad, ya que se aprobó el plan de saneamiento del banco, y el informe de auditoría seguía desaparecido. «Estábamos muy perplejos de que una firma como Deloitte dejara de cumplir con sus funciones», dijo, explicando que fue entonces cuando tuvo una conversación telefónica «muy corta» con Celma, la primera en ese año. Y se acabó la tranquilidad.

Rato es el primero de la más de la treintena de acusados en el caso Bankia que declarará ante los magistrados de la sección cuarta en los próximos siete meses.