Volkswagen: el escándalo

patricia baelo BERLÍN / E. LA VOZ

ECONOMÍA

JULIAN STRATENSCHULTE | EFE

Volkswagen se ha cargado de un plumazo el mito alemán de la honestidad. Los ciudadanos no perdonan al consorcio automovilístico que, con su estafa, haya perjudicado el «Made in Germany»

27 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«¿Está su VW afectado por el escándalo? Antes de acudir a la compañía, espere a que Volkswagen se ponga en contacto con usted...» Dos anuncios publicitarios después, llega el célebre eslogan alemán «Volkswagen: el coche». Paradojas de la radio, que bien podrían resolverse con un nuevo lema, más realista y actualizado. Algo del tipo «Volkswagen: el escándalo».

De hecho, el servidor de Google en Alemania ya contiene más de 700.000 resultados con esa combinación de palabras. Y es que, mientras Estados Unidos y otros países se preparan para demandar al consorcio por falsificar los motores diésel de, al menos, once millones de vehículos, el fraude ha calado a fondo en la sociedad.

Desde que el 5 de agosto de 1955 el primer escarabajo abandonó la fábrica de Wolfsburgo, Volkswagen se convirtió en un baluarte del progreso técnico y la buena calidad propios de la ingeniería germana. Aún más, la empresa pasó a ser un símbolo de la confianza depositada en la industria de este país. Principalmente, porque VW siempre ha representado a todas las clases económicas y sociales. No en vano, la palabra alemana Volkswagen significa «coche del pueblo». O más bien significaba, pues es probable que, a partir de ahora, los ciudadanos quieran buscar una nueva seña de identidad.

«Aunque uno no trabaje en Volkswagen ni conduzca un Golf, el escándalo ha provocado la indignación de todos», comenta el psicólogo Stephan Grünewald al diario Süddeutsche Zeitung. Porque son varios los mitos alemanes que el fabricante de automóviles se ha cargado de un plumazo: la calidad, la sostenibilidad ecológica, y sobre todo, la honestidad. «Es triste descubrir que los de arriba emplean trucos a gran escala», sostiene el usuario Frank Blaeser.

«Enfermedad» infecciosa

Pero el escándalo no solo ha lastrado la imagen de la empresa, otrora considerada modélica, sino la de toda la industria germana. Ya lo decía el ex canciller Gerhard Schröder, «si Volkswagen tose, toda Baja Sajonia tiene gripe». En esta ocasión, más bien parece una grave enfermedad infecciosa, que ha traspasado las fronteras de ese Estado federado para extenderse al resto del país.

El jefe del Instituto Alemán de Estudios Económicos (DIW), Marcel Fratzscher, advierte de que, siendo Volkswagen el exponente del producto Made in Germany por antonomasia, este episodio podría perjudicar a las exportaciones. De ser así, las consecuencias para la locomotora europea, cuya bonanza se debe únicamente al superávit comercial, serían nefastas.

Recuperar la confianza

Entre los empleados, reina la incertidumbre. «Seguimos trabajando, no podemos hacer mucho más. Solo cabe esperar que el daño a la imagen de la compañía no sea demasiado grande. Si no, todos tendremos un gran problema», asegura el electricista Daniel al rotativo Bild. Lejos queda la última prima por beneficios que recibieron en primavera. Hoy, la empresa ha anunciado que deberá destinar al menos 6.500 millones de euros a algunas «medidas necesarias» para restablecer la buena imagen de la compañía, que temen que haya quedado mancillada para siempre. «Créanme cuando les digo que haremos todo lo que esté en nuestra mano para resarcir los daños y recuperar su confianza». Así se excusaba públicamente Martin Winterkorn el martes pasado. Pero aquella disculpa no bastó, y apenas un día más tarde, el mismo hombre que en apenas 8 años llevó a VW al segundo puesto mundial de fabricantes de automóviles, renunció a su cargo como director ejecutivo de Volkswagen.

La dimisión se veía venir, pues la presión había llegado a límites insostenibles. Los medios llevaban días haciendo picadillo a Winterkorn y a la empresa. «Mentiras y más mentiras», rezaba un titular de Spiegel. El rotativo Süddeutsche Zeitung iba más allá y apostaba por «VW: Un asunto de Estado». Mientras que Frankfurter Allgemeine no ayudaba precisamente a restablecer la confianza del consumidor, al preguntarse «¿Contamina el diésel?».

La tensión también salpicó al ámbito político. La canciller, Angela Merkel, instó esta semana a Volkswagen a «aclarar los hechos lo antes posible con completa transparencia». Por su parte el ministro de Transportes, Alexander Dobrindt, ha creado una comisión de investigación independiente.

¿Conspiración?

El jefe del consejo de supervisión de la compañía, Berthold Huber, insistió en que Winterkorn no sabía nada acerca de la manipulación en los motores. Quizás jamás se sepa con certeza si conocía las prácticas fraudulentas o no. Quizás solo sea una estrategia para evadir las consecuencias jurídicas. O quizás Winterkorn haya sido víctima de sus enemigos dentro de Volkswagen.

En cualquier caso, dada la dimensión del escándalo, su retirada era inevitable. Y seguramente no será la última cabeza en rodar. Como dijo el propio Winterkorn al despedirse, Volkswagen «necesita un nuevo comienzo» y ello implica un buen lavado de imagen. De ahí que la empresa haya nombrado como sucesor a Matthias Müller, hasta ahora jefe de Porsche y hombre próximo a Ferdinand Piech, el patriarca de Volkswagen contra el que Winterkorn había ganado una dura lucha por el poder el pasado abril.

El Gobierno reclamará a Seat las ayudas por vehículo eficiente

El ministro de Industria, José Manuel Soria, aseguró ayer que el Gobierno exigirá a Seat, filial del grupo Volkswagen, que devuelva las ayudas percibidas por los automóviles con motores trucados, vendidos dentro del programa de fomento de compra de vehículos eficientes. En el 2009 comenzó el Plan PIVE, que el Ejecutivo ha renovado regularmente desde entonces, y que consiste en que el Estado aporta una cantidad (750 euros en el último programa, aunque en los anteriores llegaba a los mil euros) para incentivar la compra de coches a los que se les exige un nivel reducido de emisión de gases con el fin de renovar el parque automovilístico español.

«En la medida en la que se hayan vendido también con la ayuda al vehículo eficiente lógicamente vamos a plantear la devolución» de las ayudas, afirmó el ministro, que señaló que está a la espera de que la compañía le comunique el número de vehículos afectados, tanto dentro como fuera de España. Soria recalcó que esta reclamación se hará «sin perjuicio de otras medidas en relación a lo que son los incrementos de emisiones como consecuencia de ese software» instalado en algunos modelos de Volkswagen.

El Defensor del Paciente demanda a VK por publicidad engañosa y atentar contra la salud

El Defensor del Paciente, a través de su presidenta, Carmen Flores, y un gabinete de abogados coruñés, presentó ayer denuncia en la Audiencia Nacional contra la empresa Volkswagen por delitos de publicidad engañosa y atentado contra la salud pública por el caso de los motores trucados.

El demandante reclama que se obligue a VW a modificar sus páginas web donde hacen alarde de su defensa del medio ambiente, que se prohíba la comercialización en España de los vehículos con el software tramposo, así como que se facilite el listado de los vendidos y que declare como imputado Martin Winterkorn.