Pero el juez tiene su corazoncito. Fue muy sensible con Pilar Cibrán, la testigo que explicó, una y otra vez, a través de una videoconferencia, sus lagunas de memoria porque llevaba un año recibiendo muchísima medicación y prácticamente aislada a causa de una grave enfermedad. Guevara lo entendió a la primera y no le pasó una a las fiscales. Reprendió a Melero una primera vez: «El barullo en la cabeza de la testigo es impresionante si usted le pregunta doce veces. (?) ¡Y no lo discuta! porque el oído lo tengo perfecto.»
Luego defendió a la testigo. «Sé que es sincera. Si sospechara que dice ?no recuerdo? para no responder, le advertiría que está bajo juramento». Pero, por tercera vez, reprende la actitud de la fiscalía por no entender que Cibrán no contesta al fallarle la memoria. «Ya me he disculpado en nombre del ministerio público, al que solo le queda la opción de recurrir a la Ley de Enjuiciamiento Criminal. No estoy aquí para dar lecciones. Pero usted esté tranquila». Si todo sale según lo previsto, el juicio quedará visto para sentencia esta semana.