La caída del último rey de la burbuja

M. B. REDACCION / LA VOZ

ECONOMÍA

Santamaría sorprendió a todos en el 2006 lanzando una opa sobre Urbis cuando presidía Reyal.
Santamaría sorprendió a todos en el 2006 lanzando una opa sobre Urbis cuando presidía Reyal.

20 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La burbuja inmobiliaria española propició la ascensión y caída de empresarios que subieron como el corcho de una botella de champán y que bajaron después a la velocidad de un cohete. En el recuerdo están Joaquín Rivero (Metrovacesa), Luis Portillo (Colonial) o Enrique Bañuelos (Astroc). El presidente del grupo inmobiliario Reyal Urbis, Rafael Santamaría (Madrid, 1951), era de los últimos emperadores del ladrillo que faltaban por caer. Amante de la caza, aparejador de profesión y estrechamente vinculado al socialista José Bono, el empresario madrileño había sorteado el desenlace a base de requiebros y otras filigranas financieras.

Su ascensión al Olimpo empresarial traza el mismo camino de algunos de sus colegas: don de gentes y una enorme habilidad para relacionarse, que lo llevó a ser el presidente de la patronal de los promotores de Madrid (Asprima) y a protagonizar, más tarde, la fábula del pez chico que se come al grande, tan propia de los años de la burbuja inmobiliaria. Igual que Fernando Martín, que fue a por Fadesa, Santamaría, que controlaba el grupo promotor Reyal, sorprendió a todos en el 2006 cuando presentó una oferta pública de adquisición (opa) para hacerse con Urbis, que facturaba el doble y que entonces estaba en manos de Banesto. Una compra de 3.317 millones de euros y que se produjo a las puertas de un gran desprendimiento en el mercado inmobiliario.