¿Fusión? Más cerca que lejos

ECONOMÍA

La Xunta ha ido deslizando esta semana las pistas sobre una decisión trascendente, el futuro de las cajas, que está a punto de desvelar y que apunta a una unión interna

01 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La que hoy finaliza se aventuraba como una semana clave para adivinar por dónde irá el futuro de las dos cajas gallegas. No ha decepcionado. Porque de las comparecencias de la conselleira, primero en el Parlamento, y de Feijoo, seguidamente en el Consello, se extrae ya un dibujo que aventura una fusión intrarregional.

Alberto Núñez Feijoo no quiere estar solo para adoptar su decisión. Y tampoco para presentarla. La Xunta podría acompañarse de las cúpulas de las dos entidades mientras se detalla la decisión adoptada. Esa puesta en escena permitiría tener una mayor seguridad ante las asambleas de las dos cajas, los órganos en los que se aprobará o no el movimiento final. Son 160 representantes por cada entidad, con el peso repartido principalmente entre políticos de corporaciones locales y asociaciones benéficas (25% cada una) e impositores (otro 40%). Nadie quiere ver cómo se repite el fiasco de hace once meses en San Sebastián, cuando los asambleístas de la Kutxa tumbaron el proyecto de fusión con la vecina BBK que habían bendecido el Gobierno vasco y los dirigentes bancarios. Por ello, la Xunta y las direcciones de las entidades se siguen reuniendo para perfilar su destino, contando siempre con el Banco de España. A ello obedece que Feijoo haya lanzado mensajes a la cajas para que pongan sus cartas sobre la mesa, para medir también el éxito de su propuesta.

Lo que suceda con las dos cajas gallegas se mira con lupa también fuera de la comunidad, teniendo en cuenta que algunas entidades -bancos, sobre todo- entienden que Galicia es un mercado en el que se puede crecer. Están por ello atentos a cualquier resquicio (activos si hay fusión, negocios que queden descubiertos...) para incrementar su tarta.

Estas son las principales claves que la Xunta ha ido deslizando en cuatro días para componer un puzle que no solo pasa por la economía, sino también por la estrategia y el equilibrio territorial. Galicia, avisó el jueves Feijoo, se juega tener o no cajas de ahorros.

1

Necesidad de solvencia y respeto a la galleguidad.

Como blindaje a la frustrada intentona de Caja Madrid sobre Caixa Galicia (en realidad, un movimiento del todavía presidente de la entidad madrileña, Miguel Blesa, para mantenerse en el poder), la Xunta ha decretado que toda salida para las financieras gallegas pasará por que preserven su «galeguidade», y con ello, sus centros de decisión en la comunidad. Cierra así la puerta a intentos de absorción perdiendo la identidad. Solo se admitiría esa vía si una de las dos cajas requiriera ser intervenida y vendida a una tercera, como ha pasado con CCM. Y el Banco de España no parece dispuesto a repetir el experimento. El Gobierno gallego, que tiene las competencias en materia financiera, entiende que toda alianza se ha de liderar desde Galicia. Y se ha de hacer con un plan de viabilidad definido y el objetivo de ganar solvencia.

2

Habrá movimientos, ineludiblemente.

Las jugadas del exterior han podido con el inmovilismo de la Xunta. En primavera, la Consellería de Facenda decía que el tema de las fusiones no estaba en su agenda (aunque desde inicios de invierno del 2008 se viene hablando de la reestructuración del sector), y en verano, con tres operaciones en cocina, planeó la amenaza de Caja Madrid. Fue en el ecuador de esa estación cuando la Xunta asumió que había que moverse. El miércoles, la conselleira Marta Fernández Currás avisaba de que las cajas gallegas no pueden ser ajenas a los movimientos que hay en el mercado. Es decir, tendrán que entrar en alguna fusión. O entre ellas, o con otras. Se van descartando posibilidades, como seguir ajenas a la reestructuración.

3

Sin operaciones con foráneas y sin «arriscar».

La conselleira despejó más dudas en el Parlamento: no está habiendo negociaciones con entidades de otra comunidad y se descartan vías «arriscadas». Por ejemplo, el sistema institucional de protección (SIP) o fusión virtual. Facenda entiende -también otros analistas- que esa propuesta supone una fusión a medio plazo, de manera que se perdería la caja implicada, y recela además de que Bruselas permita dar fondos públicos para esas alianzas, porque apenas reordenan el sector. Así, si no se opta por esas vías e ineludiblemente habrá movimientos en las dos gallegas, ¿qué queda?

4

Atención a las tensiones territoriales.

El principal temor son las tensiones territoriales, además del impacto económico (no tanto la viabilidad técnica). Por ello, el PP ha pedido silencio -«prudencia», dice Feijoo- a sus cargos, de norte a sur. Y ha tratado de hacer lo propio con los empresarios y otros agentes sociales, para que haya el menor ruido posible. Por ello se empeñan presidente y conselleira en apremiar a que se superen localismos.

5

A la oposición, con una propuesta lo más cerrada posible.

Siendo como es la decisión de mayor calado que se ha adoptar en los últimos años, resulta sorprendente que no se haya trasladado información o consultas a la oposición. «No es el momento, no se cuenta con todos los datos que se deben ofrecer», defienden colaboradores de Feijoo. La intención es presentar una propuesta lo más cerrada posible para evitar prolongar el debate. En el PP se defienden también argumentando que un pacto no garantiza una salida rápida. «En Caja Madrid hubo un acuerdo entre partidos y sindicatos, y mira cómo está», recuerda un miembro cercano al presidente. Solo el BNG ha mostrado su predilección por la alianza, aunque su sindicato afín, la CIG, la rechaza. El PSOE prefiere que sea Feijoo quien se queme.