La benjamina de las grandes constructoras, la que menos vale en Bolsa y, también, la menos ahogada por la deuda (de solo 3.136 millones de euros), es también la que menos diversificó su negocio en época de bonanza. Un arma de doble filo, pues si bien le aportó estabilidad financiera, la crisis del ladrillo en España compromete ahora su crecimiento.
En ese panorama, su presidente, Juan Miguel Villar Mir, tiene claro que el futuro del negocio constructor debe buscarlo en el exterior. En el primer trimestre del año, la división de construcción internacional ha sido la que ha registrado un mayor crecimiento dentro de la estructura, gracias a la ejecución de grandes proyectos en Argelia, Qatar o México. Las obras en el exterior ya suponen un 38% de sus ingresos frente al 41% de las españolas (la proporción era de 27-52 hace doce meses).
Sin embargo, Villar Mir ha declarado que siente OHL «más como una concesionaria» y prepara un gran proyecto de autopista en China.