La crisis desata una guerra de precios sin precedentes en los súper e híper

ECONOMÍA

11 mar 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El desplome del consumo ha desatado una guerra sin precedentes en el sector de la distribución alimentaria, cuyas principales compañías se han lanzado a una agresiva campaña de descuentos para no perder clientes. Las rebajas llegan al 40% en algunos productos y las grandes cadenas han hecho una apuesta por las marcas blancas -perteneciente al distribuidor- para ver quién es el que ofrece la mejor relación entre calidad y precio. La primera en situarse en la parrilla de salida fue Mercadona, la cadena de distribución de la familia Roig, que retiró hasta 900 referencias de sus estanterías (con el argumento de que no cumplían el criterio de rotación de venta) y potenció sus enseñas (Hacendado y Plus), lo que ha generado profundas críticas por parte de los proveedores. Danone, Pascual, Vileda, Nutrexpa, Nestlé, Bimbo, Campofrío, El Caserío, Don Simón y Pascual, entre otras, son algunas marcas que han desaparecido de las líneas. Pero la decisión de la empresa valenciana ha afectado de lleno a varias enseñas gallegas. Es el caso, por ejemplo, de Calvo o de Miau en las conservas, o de firmas como Leyma -ahora propiedad de Leite Río- o de Feiraco. La empresa, en cambio, mantiene los productos de Coren que ya comercializaba. Con 36 supermercados y 1.200 trabajadores en la comunidad gallega, el grupo de distribución alimentaria argumenta que, ante la crisis, ha llegado la hora de apretarse el cinturón. «Nosotros nos preguntamos si es necesario tener 80 zumos o un montón de marcas de leche o si, por el contrario, nuestro cliente demanda un carro de la compra con la mejor relación calidad precio del mercado», explican fuentes consultadas en la compañía. El Corte Inglés también ha entrado en esta guerra de precios que se ha desatado. El pasado mes de octubre, lanzó su propia marca blanca low cost : Aliada, una enseña que aglutina una amplia gama de productos de alimentación, droguería y perfumería. Algunas empresas, ante la dinámica y la agresiva competencia, lanzaron la voz de alarma. El propio Constan Dacosta, presidente de Eroski, llegó a alertar de que de entrar en una guerra de precios saldrían perdiendo todos. Sin embargo, el grupo vasco ha tenido que pasar por el aro y ha lanzado descuentos del 40% coincidiendo con su aniversario. Lidl también ha promovido una nueva campaña para potenciar sus marcas blancas y Carrefour ha recurrido a la publicidad comparativa a pie de calle: «Somos más baratos que Mercadona», rezan carteles situados a las puertas de sus establecimientos. La visión desde Galicia En algunas cadenas gallegas aportan un punto de vista distinto que trata de mitigar la imagen de una guerra en el sector distribuidor. «La situación actual representa para nosotros seguir trabajando como siempre lo hemos hecho: ofreciendo los mejores precios y el mejor servicio a nuestros clientes», explican fuentes de Gadisa. Y agregan: «Esto no lo decimos nosotros, sino el observatorio de Industria; además de las mejores tarifas del mercado, ofrecemos la mayor calidad en marcas líderes, en marca propia y en las distintas secciones de producto fresco.; y ofrecemos un servicio superior al cliente: atención personal, consejo y profesionalidad». Desde el grupo pontevedrés Froiz reaccionan con un mensaje similar. Desde el departamento de publicidad y márketing argumentan que la política de precios no ha variado un ápice y aseguran que la cadena hace lo de siempre. «Nuestro modelo ha pivotado sobre un folleto de oferta; es el que teníamos y es el que tenemos, y nos va bastante bien», precisan. Otras fuentes consultadas en las grandes distribuidoras precisan que «la guerra siempre ha existido porque todas las cadenas saben lo que hace cada una cada semana», pero matizan que «la crisis ha intensificado la agresividad y la intensidad de las campañas por el temor a perder cuota de mercado», al decidir los clientes acudir a la competencia buscando mejores precios.