«Sin luz no funciona nada, solo tiramos mercancía a la basura»

A. Bottinelli

ECONOMÍA

Los cortes de electricidad hacen perder el género a los comerciantes y ralentizan la vida de la ciudad

14 ene 2008 . Actualizado a las 13:31 h.

La comunidad gallega radicada en Buenos Aires y sus alrededores no escapa a la dramática situación de los cortes de luz y la escasez de carburante que sufre Argentina. Es un problema que una vez más está poniendo a prueba la paciencia de quienes deben soportar quedar en sus pisos por falta de ascensores; que ven como todos los días tienen que tirar alimentos porque las neveras no funcionan y sufren la falta de agua para las necesidades más imperiosas. Todo ello, a más de 40 grados que están soportando los bonaerenses en esta estación para olvidar.

CELSO PARADA, OURENSANO

«No pude pasar las fiestas con mi hija porque no había luz»

Celso Parada tiene 84 años y vive en Ramos Mejía, una localidad ubicada al oeste de Buenos Aires y a escasos cinco kilómetros de distancia. Llegó a Argentina en 1950 desde Verea, provincia de Ourense. El peor recuerdo que tiene de la crisis vivida hasta hoy es el de las pasadas fiestas de Navidad, que miles de familias pasaron sin luz. Así se lo ha contado a La Voz. «No pude pasar las fiestas con mis cuñados y mi hija porque no había luz, por eso no pude estar con ellos, porque con 84 años no puedo andar haciéndome el loco». «Los festejos no fueron como tenían que ser porque es una fiesta y si hay luz es una cosa, pero si no hay luz es otra muy distinta. Estuvieron con velas y con linternas y es un lío hasta para servir la comida. Como la nevera no funciona hubo mucha comida que se echó a perder», se lamenta.

FERMÍN LENDOIRO, HIJO DE GALLEGOS

«Le he planteado a mi mujer que nos vayamos a Galicia»

Fermín Lendoiro es hijo de gallegos, tiene 38 años, recibe a La Voz en su comercio, detrás del mostrador iluminado con velas. Está en el barrio de Boedo, casi en el centro de Buenos Aires. «Me tienen cansado con esto de quitarnos la luz cuando les da la gana. Aquí sin luz no funciona nada, ni la balanza, ni la cortadora de fiambre, nada... solo tiro mercancía a la basura. Hoy llevamos ocho horas sin luz... el otro día le pregunté a Marisa, mi mujer: ??¿Y si nos vamos para Galicia???, pero ella tiene a sus padres aquí y los niños. Pero ganas no me faltan».

Un drama que se repite desde hace años. Fermín recuerda las rabietas de su padre por este tema. «Hace dos años, también para enero, cortaron la luz un viernes y nos la devolvieron un martes. Recuerdo que mi padre el lunes cogió toda la mercancía que se había inutilizado, la puso en dos bolsas, me pidió que le acompañara y se la llevamos a la empresa de electricidad en el centro. Los de seguridad nos preguntaban qué traíamos en las bolsas y él les dijo muy sereno ??el pedido que me hizo el señor director??. Y siguió: ??¿dónde paso a cobrar??? Por poco nos llevan presos».

RAQUEL FARIÑA, DE RIANXO

«Hay que bajar seis pisos para coger agua para el servicio»

Raquel Fariña, tiene 62 años y llegó de Rianxo, junto a su madre, cuando tenía ocho. Ahora vive junto a su marido, argentino, Luis Fernández y sus dos hijos en un apartamento donde los cortes de luz se repiten cada dos o tres meses. «En esta calle siempre se quema un cable y estamos unas horas sin luz, pero ahora se han pasado un poco. Llevamos ya varios días sin electricidad en las casas y encima se ha acabado el agua del depósito por lo que no podemos bañarnos. Así que tenemos que bajar seis pisos por la escalera para coger un cubo con agua para el servicio». La mujer, además, no ahorra quejas contra la compañía eléctrica Edesur: «El servicio es malísimo. Siempre hay que tener cuidado porque si mandan la alta tensión, te queman la nevera y el televisor. Por eso, cada vez que se corta la luz desconectamos todo».