«Quien pide eliminar la cláusula de revisión salarial habla de oídas»

M.ª Carmen González Castro
M.ª C. González REDACCIÓN

ECONOMÍA

El secretario general de UGT reconoce que no hay recetas fáciles contra la deslocalización pero España debe reorientar su modelo productivo

18 ene 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

Cándido Méndez, secretario general de UGT, visitó ayer A Coruña para reunirse con los delegados del sindicato para profundizar, no sólo en el apoyo que el sindicato otorga a la Constitución Europea, sino también en los avances del diálogo social. -El acuerdo inicial sobre el salario mínimo se ha saldado al final con un desencuentro con la patronal... -Ha habido demasiado ruido y no es conveniente atizarlo más. Había un compromiso de patronal, sindicatos y Gobierno para desarrollar un decreto ley convalidado en el Parlamento por unanimidad para negociar la cuantía del SMI y garantizar su poder adquisitivo. Y el acuerdo fue aprobado por el Consejo de Ministros. Ahora lo que más me importa es dinamizar el diálogo social, que tiene otros compromisos como el de reducir la precariedad y alcanzar un acuerdo para la negociación colectiva. -¿Que opina de que la UE pida a España que elimine de los convenios las cláusulas de revisión salarial? -A mí no me gusta hablar de oídas y me temo que los que proponen esa reforma hablan de oídas. El modelo salarial gira en torno a tres vértices: la previsión de inflación, la productividad y una cláusula de salvaguarda si se desvían los precios. Hace compatible la lucha contra la inflación y el avance moderado de los sueldos. Los problemas de inflación tienen más que ver con la escasa liberalización de los servicios. -Otro problema es la deslocalización... -Es probable que se haya intensificado con la mundialización de la economía. No hay recetas fáciles ni que tengan un efecto fulminante contra este fenómeno. Nosotros planteamos una negociación colectiva que disminuya esos riesgos. Prueba de ello es que en agosto retornará a Seat la parte de producción que se había trasladado a Bratislava. En segundo término, hay que elevar las exigencias en materia de responsabilidad social a las empresas, porque no puede ser una frase publicitaria. Debe significar que la empresa se compromete con su ámbito territorial. Más aún cuando en España es frecuente que, en la instalación inicial, la empresa reciba ayudas. Y, en tercer lugar, que exista una alternativa industrial si la deslocalización es inevitable. -¿Es Vigo un ejemplo de lucha contra la deslocalización? -Citroën es una referencia interesante. Pero unas empresas van bien y otras que van mal y todas trabajan en el mismo marco -¿Es este fenómeno un síntoma de desarrollo? -Nuestro país no puede plantearse competir en el marco de la mundialización de la economía sobre el paradigma del salario barato. En España, el empleo tiene que ser de calidad, los salarios tienen que ser dignos y el paradigma para competir tiene que estar basado en el desarrollo tecnológico, la mejora de la cualificación, de las infraestructuras, en el estímulo a las nuevas inversiones, etcétera. El modelo basado en el salario barato no tiene porvenir a medio plazo. -Los sindicatos también han trabajado para lograr un acuerdo sobre Izar. ¿Es la solución definitiva para los astilleros? -Izar fue puesta en una mala situación en el pasado por decisiones desacertadas del Gobierno anterior. Con el acuerdo, en el que se ha logrado mantener la actividad en todos los centros de trabajo, creo que el grupo está en condiciones de mantenerse en el futuro con confianza. Para ello hay una buena base, que es el acuerdo entre sindicatos y SEPI.