La vaca Lola

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

VILA DE CRUCES

miguel souto

20 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Su nombre es mediático, reciente, se lo pusieron las televisiones que seguían su rescate. A mí me hubiera gustado que eligieran un nombre más tradicional del nomenclátor popular de la raza bovina, como Moura o Manchada por su color blanquinegro propio de la raza frisona o Holstein. Ha sido rescatada después de tres noches apresada en el cauce del río Deza, en el concello de Vila de Cruces. La vaca perdida, escapada junto a otras dos de su granja en la aldea de Bascuas, emprendió una larga caminata explorando otros pastos hasta llegar al río. La luna estaba en cuarto creciente y la noche no era especialmente fría. Las tres, de aproximadamente dos años y medio cada una, estaban preñadas. Dos pudieron desandar su camino, pero Lola se quedo cercada sin escapatoria.

Resistió gallarda, auxiliada por la solidaridad campesina de los vecinos de la aldea que hicieron guardia por turnos junto a ella, y la cubrieron con una manta blanca con topos morados, y aún así cogió una neumonía que en todo momento fue seguida por un veterinario que no la dejó sola. Con una linterna y una radio encendida para poner la banda sonora a la compañía nocturna, hombres y mujeres de Bascuas, de un país generoso donde según Rivas habita un millón de vacas, fueron durante las tres noches la guardia que veló la vigilia nocturna de la vaca llamada Lola.

Acaso huyó despavorida del lobo amenazante, rompió el cercado en una excursión traviesa de fin de semana, era ajena a las noches que desconocía, solo sabía que la luna estaba permanentemente colgada del cielo. La vaca perdida es una de los nuestros, de quienes desde la vituperada por ignorada Galicia profunda exhibimos todos los mecanismos de la solidaridad que llevamos impresa en el ADN, impidiendo así que la soledad y la melancolía hicieran mella en su mirada. Todavía está vigente la unión entre los animales domésticos y los hombres. Una vaca, o treinta vacas, son la garantía de una forma de entender el mundo, ejerciendo un duro y fundacional oficio. Hombres y vacas conforman un todo que vertebra el país de los gallegos. La vaca Lola salió «por su propio pie» del cauce del río. Lo hicieron posible sus vecinos, que allanaron con excavadoras el camino, su camino de vuelta.