Abre el tramo de la AP-53 entre Lalín y Dozón

Rocío García Martínez
rocío garcía LALÍN / LA VOZ

SILLEDA

miguel souto

La ampliación de la autopista elevó a 4,35 euros el precio del peaje entre Santiago y la capital dezana; hoy la tarifa es de 6 euros y usuarios potenciales y reales siguen esperando una rebaja que no llega

04 jun 2019 . Actualizado a las 11:32 h.

Fue el principio de una lucha que sigue abierta: la de la rebaja del peaje de la autopista Santiago-Lalín. En diciembre del 2002 se había abierto el primer tramo de la AP-53, entre Compostela y Silleda. Un año después el trazado se amplió hasta Lalín y el 3 de junio del 2004 se abrió al tráfico el trayecto desde la capital dezana hasta el Alto de Santo Domingo (Dozón). Los periódicos recogieron los albores de una revuelta local contra una subida del peaje que no ha hecho sino incrementarse.

Cuando se abrió al público el tercer tramo de la AP-53, se supo que el peaje de Dozón estaba colocado virtualmente en Silleda. En Dozón no había peaje, así que el trayecto desde Lalín al Alto de Santo Domingo se podía acortar alegremente por autopista, esquivando la N-525 y sin pagar un céntimo más. Fue una buena noticia para quienes querían desplazarse desde Lalín hacia Ourense. Pero la gratuidad no fue a coste cero. La pagaban los que querían continuar por autopista desde Silleda. La concesionaria de la explotación, Autopista Central Gallega (Acega), tenía que compensar sus cuentas. Y lo hizo subiendo de un día para otro el precio del peaje entre Santiago y Lalín.

Recoge la hemeroteca que el nuevo trayecto abierto al tráfico en junio -que en realidad ya estaba rematado desde abril- elevó de 3,60 a 4,35 euros el peaje entre Santiago y la capital del Deza. Era el precio a pagar por una dislocación extraña del peaje. Lalín se rebeló enseguida contra las tarifas. Los viajes Santiago-Silleda no sufrían variación, pero el incremento en el tramo hasta la capital dezana lo convirtió entonces en el más caro de Galicia.

Quince años después, los precios han seguido al alza y la lucha por la rebaja del peaje continúa candente. Hoy en día cualquier turismo puede viajar de Santiago a Silleda por la AP-53 por 3,60 euros, de Silleda a Lalín por 2,45 euros y de Santiago a Lalín por 6 euros, lo mismo que cuesta desde la capital gallega a Dozón, debido a la gratuidad del último tramo.

En consecuencia, la autopista es una de las más caras del estado. No en su conjunto, pero sí por tramos. Tomando como medida el trayecto completo Santiago-Dozón el coste por kilómetro ronda los 0,10 céntimos de euro. Sin embargo, si se analiza el cobro de 2,45 euros por los 8,3 kilómetros que distan entre Silleda y Lalín el kilómetro sale a más del doble y se sitúa en 0,29 céntimos. Muy por encima del precio de otras autopistas y del que muchos dezanos están dispuestos a pagar.

Congestión en la N-525

Esa es la razón por la que el volumen de tráfico en el tramo es modesto y por la que la carretera N-525 no ha conseguido descongestionarse. Mientras en Dozón la travesía urbana de la nacional es ahora un remanso de paz, en Silleda continúan sufriendo un tráfico intenso y un volumen de vehículos pesados muy similar al de la era anterior a la autopista.

En vano han sido los intentos de la última década y media por rebajar el peaje. Los concellos de la zona lo demandaron en reiteradas ocasiones y el Parlamento gallego llegó a pedir hasta dos veces al Ministerio de Fomento el traspaso de la titularidad para negociar directamente con la concesionaria algún tipo de acuerdo. Hasta el momento no ha habido suerte. Y eso que se acordó por unanimidad.

Traspaso a la Xunta

El futuro alcalde lalinense, José Crespo, prometió en campaña una lucha sin cuartel por la rebaja que ahora le tocará liderar. Su pretensión es conseguir el traspaso de la titularidad de la autopista del Ministerio de Fomento a la Xunta de Galicia y, lo que es más difícil aún, que el departamento estatal condone la deuda de sesenta millones a la concesionaria. Cuando la autopista se construyó, ya se preveía que iba a ser deficitaria. La Xunta aportó 60 millones a fondo perdido y el Ministerio otros tantos a devolver en los años sucesivos. Esa devolución aún está en curso. Crespo pretende que Fomento renuncie a ese pago para que la empresa tenga margen suficiente para poder negociar con la Xunta una rebaja del precio del peaje.

La conexión Santiago-Ourense por vías de alta capacidad se divide en dos tramos idénticos a la vista y bien diferentes para el bolsillo. De Santiago al Alto de Santo Domingo (Dozón) se extiende la AP-53, una autopista de titularidad estatal que cuesta 6 euros y discurre a lo largo de 56,6 kilómetros. Del Alto de Santo Domingo a la conexión con la Autovía Rías Baixas, a 14 kilómetros de Ourense capital, se extiende la AG-53. En la denominación solo cambia una letra, pero la repercusión es radical. La autopista se transforma por arte de magia en una autovía de titularidad gallega y los treinta kilómetros entre Dozón y Ourense no cuestan un solo euro. Un pequeño detalle que acerca Lalín a Ourense. Pero lo aleja de Santiago. Todo por una letra.