El papel como soporte para más que imágenes

Javier Benito
javier benito LALÍN / LA VOZ

LALÍN

Cedida

El editor lalinense Xosé Lois Gutiérrez Faílde inicia su colección de fotolibros con uno sobre el Prestige

28 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Alauda Negra nacía hace más de tres años por el empeño personal de Xosé Lois Gutiérrez Faílde (Lalín, 1976) de visibilizar la fotografía bajo un prisma experimental a través de publicaciones con un soporte más innovador. Desde su etapa en el instituto Ramón María Aller en la capital dezana o sus posteriores estudios de Historia del Arte en Santiago estuvo implicado en la edición de revistas o fanzines. En esa línea creó en el 2019 una pequeña editorial en la localidad lucense de Sarria, donde imparte clases en un centro de Secundaria, para presentar en papel su pasión por la imagen de la mano de creadores contemporáneos, en piezas de un cuidado diseño y un formato diferente. Nacían las primeras plaquettes, publicaciones de pequeño formato con contenidos muy específicos y una producción industrial, casi de fotocopia, pero a la vez mimada al extremo, en tiradas cortas y firmadas por el autor.

A través del habitual ensayo-error cuando arranca un proyecto tan personal, precisamente el primero de esos papeles o brochuras lleva la firma de Gutiérrez Faílde. Después llegaría otras propuestas de Misha Bies Golas, Rosendo Cid, Iván Nespereira, Toño de López, Jacobo Ameneiro,... hasta las dos nuevas piezas que acaban de presentarse en sociedad en el marco de la feria Fiebre Photobook celebrada el pasado fin de semana en Madrid. Sendas obras de Lois Cid y Luis Díaz con el territorio y el lugar como temática común, que en próximas fechas se darán a conocer en Lugo o Santiago de Compostela.

Pero este inquieto artista y editor lalinense, que ya atesora numerosas exposiciones propias y publicaciones, acaba de dar un paso más con el lanzamiento del primer título de una colección de fotolibros, una línea de trabajo con la que ya se gestó Alauda Negra. «Cuando quise materializar mi idea de la editorial estaba pensando también en el formato libro, con el mismo planteamiento de los papeles, pero no se habían dado las circunstancias ni el proyecto con el cuerpo y el recorrido suficiente para materializarlo», explica Xosé Lois Gutiérrez. Hasta que llegó de la mano de Julián Barón (Castellón de la Plana, 1978) y, dos años después de comenzar la planificación, salía al mercado O desengano.

«Julián había sido profesor mío en una escuela de fotografía en Madrid y trabamos amistad, colaborando en otros proyectos educativos y cuando edité los primeros trabajos en el 2019 le mandé ejemplares; le pareció una buena día y entonces le propuse hacer uno», comenta. Barón había estado en Galicia durante la tragedia del Prestige, en un momento donde alentaba el sueño romántico de convertirse en fotodocumentalista. Chernóbil o Bulgaria fueron otros de sus destinos pero tras una exposición en su Castellón natal «se desengañó de llegar a ser fotodocumentalista ya que sus creaciones eran más conceptuales, más experimental», incide su editor, al que envío negativos que reflejaban la labor de los voluntarios en Galicia durante la marea negra. Después llegaría un viaje donde «constatamos que con ese material teníamos que hacer algo más que un papel, requería un mayor desarrollo y otro formato».

En octubre del 2020 comenzó a fraguarse así O desengano, proyecto al que dieron muchas vueltas hasta «hacerlo en un formato popular, más folleto que libro y sin que cayese en ser la típica publicación sobre la marea negra». Gutiérrez Faílde explica que optaron por un cuaderno cosido en hilo negro y sobre papel de este color con tinta blanca, con cuatro pasadas del tono blanco esquelético. «Se trata de un libro correoso, denso como el chapapote, difícil de seguir y digerir, algo espectral y casi gótico que cuesta aguantar en las manos», analiza sobre la obra, comentarios que también recibieron durante la reciente presentación en Madrid.

«No es un libro cómodo ni fácil, pero después de cumplirse veinte años desde el Prestige sí buscamos la cuestión de la oportunidad, pero desde otra perspectiva», significa el creador lalinense, con la carga de la voluntad popular expuesta en la playa para combatir ese atentado al ecosistema y por otro el fracaso y el desconcierto ante las soluciones buscadas por estamentos públicos. De O desengano se editaron 250 ejemplares y ya tuvo una gran acogida y críticas, con las primeras ventas, entre ellas a Gabriela Cendoya, considerada la mayor coleccionista de fotolibros de Europa. «Le gustó la obra y también se llevó papeles», remarca Gutiérrez Faílde.

Dos nuevas «brochuras» de Lois Cid y Luis Díaz

El editor lalinense se muestra contento tras su presencia en Madrid, en una feria que ya conocía y en la que participó virtualmente los dos años pasados por la pandemia. Destacó el nivel de las propuestas y la competencia existente pero con una aceptación de libro de Barón «a pesar de ser difícil, no tiene más que los créditos y un mínimo texto». Confía en que reciba otro impulso su difusión en la sexta edición de FFoco Festival de Fotografía a celebrar en noviembre en la Fundación Luis Seoane de A Coruña, con actividades expositivas.

Los dos papeles o brochuras de Lois Cid y Luis Díaz también generaron interés, en especial la propuesta del primero tras su reciente premio en Galicia, contando ya con mucha audiencia. «Son ambos muy honestos y finos en sus trabajos», remarca Gutiérrez Faílde. A los creadores con los que colabora llega de formas heterogéneas, en ocasiones por amistad de años o porque vieron alguna pieza, como en el caso de Cid. «Le gustó una obra que compró en Lugo y le dije si quería hacer una y aceptó», argumenta. En cartera están la estradense Ariadna Silva o la también gallega Eliana Solís, que gestiona la galería Matria en Milán.

De Alauda Negra ya salieron nueve papeles, a tres por año, ya que se trata de un proceso lento con un trabajo detrás que no se ve, con propuestas que a veces son difíciles de encajar en el proceso editorial. También hay dos fotolibros en gestación, pero hablamos de pura pasión por parte de Gutiérrez Faílde y hay que buscar el equilibrio con el esfuerzo económico que requiere.