Armando Vázquez, Pablo Romeo y la nueva generación de cocineros recibieron los galardones en un concierto de Fin de Año que abarrotó el Salón Teatro
31 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Decía el alcalde de Lalín, Rafael Cuíña, ante el público que abarrotaba el Salón Teatro, que los premios Lalinenses do Ano distinguen «a esencia propia do pobo». De un pueblo luchador y emprendedor para el que confía en que 2018 sea el año de despegue definitivo en su recuperación, «e de todos nós depende», destacaba para cerrar la entrega de los galardones. La nueva generación de cocineros de Lalín, con Belén López, Patricia Galego, Alberto González, Álex Iglesias, Diego López, Ana Buján, Davinia Rielo, Xaime Rodríguez, Xan Martínez y Diego López Dapena fueron reconocidos como colectivo. Patricia Galego indicó que todos ellos trabajan para merecer cada día un poco más esta distinción, agradeciendo al gobierno de Lalín su apoyo al sector; Alberto González mostró el orgullo de todos por recibir el galardón, y con tradición hostelera heredada en la gran mayoría de los casos, dijo: «O gran mérito é das nosas familias, realmente eles merecen o premio aínda que o recibamos nós».
El periodista y escritor Armando Vázquez Crespo se llevó la distinción de Toda unha vida. Y en su agradecimiento, recordó sus periplos por la comarca con Daniel González Alén hace tres décadas reuniendo el material para escribir la magna obra A comarca de Deza. Unos viajes que les permitieron descubrirnos a todos la tulla de Fafián o la fábrica de papel de Rodís. También petroglifos, popularmente llamados penas pintadas. En una aldea, preguntaron a un vecino por su posible existencia: «Penas pintadas, non, pero escritas moitas». «¿No monte?», inquirieron los investigadores. «No monte non, no cementerio», relató el escritor llevando las risas al auditorio. La contribución de Vázquez Crespo fue fundamental para que Deza disponga de un amplio fondo bibliográfico sobre su historia. Y animó a proseguir con esas investigaciones.
Pablo Romeo, vicepresidente de Solidariedade Galega co Pobo Saharaui (Sogaps) y coordinador en Deza de Vacacións en Paz, hizo extensivo su premio de Lalinense do Ano a sus compañeros de Sogaps, y a un Lalín solidario con la causa saharaui, al Concello, a entidades sociales y deportivas, Asociación de Vecinos de Noceda y Peña Celtista de Deza. Aprovechó la tribuna para recordar la difícil situación en campamentos de refugiados inhóspitos de los saharauis, «un pobo con valentía e dignidade que quere ser libre, e espero que o sexa máis pronto que tarde».
El progreso de Lalín
Cerró los parlamentos el alcalde, Rafael Cuíña, quien destacó que fue un jurado popular quien eligió a los premiados, «porque en Lalín o pobo é quen máis ordena». Destacó que el año que acaba marcó el inicio de la recuperación de Lalín, y así lo reflejan los parámetros sociales y económicos ?desempleo, apertura de negocios, actividad empresarial?, un mérito de todos, dijo; lanzó su apuesta en 2018 por el sector agroganadero, ya que «Lalín non é nada sen o seu rural».
Destacó el impulso al turismo, que se evidenciará en la rehabilitación del viejo Rivero para acoger peregrinos, con una Feira do Cocido con récord de asistencia los dos últimos años. Anunció inversiones de 7 a 8 millones de euros en 2018, y mostró su lado reivindicativo al demandar a la banca que abra créditos para la financiación de emprendedores, pidiendo salarios dignos para los trabajadores y unidad en los sectores público y privado «para que Lalín volva ser referencia e canteira industrial» como en el pasado. Entre los retos citó la defensa de Casas Vellas y el CAR: «E a quen axude a conseguilo que o pobo llo premie; e a quen poña rochas no camiño, que o pobo llo demande», dijo antes de concluir «Viva Lalín, a nosa pequena patria».
La entrega de premios, brillantemente presentada por Gúmer Portas, dejó paso al Concerto de Fin de Ano, con las actuaciones de la Banda de Lalín, Coral Polifónica y Coro Luís Areán.