El purín sin olor de los dos Vicentes

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

A ESTRADA

miguel souto

Idearon un sistema de aspersores para aplicar en el establo microorganismos que consiguen que el abono apenas huela

12 abr 2018 . Actualizado a las 07:53 h.

En el 2003 las televisiones españolas retiraron un anuncio de la franquicia catalana Bocatta que parodiaba la dureza del trabajo en el campo y que, según algunas asociaciones de campesinos, ofrecía una imagen denigrante del trabajo rural. Aquella estampa campestre con «intenso aroma a estiércol» a la que España no le pilló la gracia no dejaba de tener una base real que el sector se ha ido esforzando en hacer desaparecer por interés propio y de terceros.

A fuerza de investigación se han conseguido tratamientos con microorganismos capaces de eliminar el olor de los purines en un 90 %. De eso saben mucho Vicente Mato Iglesias y su hijo Vicente Mato Taboada, que regentan en Lamas (A Estrada) la ganadería Santalla, una granja de vacuno con 220 cabezas en total y 112 vacas en ordeño.

La granja fue fundada por Vicente Mato Montero, a quien relevó su hijo Octavio. Vicente Mato Iglesias y su hijo son la tercera y cuarta generación de una explotación que pervive en una parroquia de cuarenta vecinos. «Antes as corenta casas tiñamos vacas. Agora só as temos dúas», explica Vicente padre. A él lo que más le gusta es el campo, aunque compagina esta actividad con la gestión de una empresas de transportes. Su hijo, de 23 años, ha estudiado en la escuela de capacitación agraria de Sergude y se ha propuesto también hacer del campo su sustento.

Corren tiempos difíciles, pero con esfuerzo e innovación se puede salir adelante. «É certo que o xabaril destroza todo e non se lle pode facer nada ou que a nova lei de puríns obriga a preparar as cisternas e fai o proceso máis lento, pero se non dera para vivir non seguiriamos. Ou somos parvos... Eu teño unha empresa de transporte e tamén é parecido. E das 30 carpinterías que había aquí quedan dúas. Vivimos nun mundo un pouco loco e o que temos é que intentar seguilo e facer as cousas o mellor posible», reflexiona el padre.

Pionero en robots de ordeño

Él nunca le ha tenido miedo al cambio. En el 2007 instaló el primer robot de ordeño que se puso en marcha en la comarca. Muchos lo tomaron por loco. Ahora el loco es el que no lo tiene

«Tes que estar á última. Mirar para diante. Chorar podemos chorar, e temos que chorar, pero solo chorando non facemos nada», constata.

Por eso cuando a Vicente le contaron de la existencia de un cóctel de microorganismos para reducir el agitado de los purines, mejorar su efecto fertilizante y eliminar los olores no se lo pensó dos veces. Igual que la ganadería Conde y otras del entorno, Vicente empezó a usar hace seis años un cóctel biológico comercializado por una start-up de Pontevedra (Biopranaworld) que prometía desterrar los olores. Y, según Vicente, fue cierto.

El ganadero de Lamas tiró además de imaginación e ideó un sistema de aplicación que luego copiaron muchos usuarios del nuevo producto. De entrada, el cóctel biológico debía aplicarse sobre el suelo del establo de forma manual, con una regadera o similar. «Para que as bacterias se multipliquen e fagan o seu traballo hai que aplicar o produto todos os días. Iso falo 15 días ou un mes, pero coa carga de traballo que hai nunha explotación, máis non», explica el ganadero. La solución: un sistema de riego. Uno no, tres. Hasta tres desarrollos de la idea ensayó el estradense hasta dar con el definitivo: una bomba que aspira el producto de un contenedor de 1.000 litros y lo conduce por una tubería desde la que sale por los aspersores instalados en cada uno de los pasillos del establo.

Aplicación por aspersión

Un temporizador eléctrico normal comprado en una ferretería marca los tiempos. Con un minuto de riego por la mañana y por la tarde es suficiente.

Vicente está encantado con los resultados. «O olor do purín desaparece casi totalmente e as pradeiras están máis verdes, con herba máis bonita e máis tupida», cuenta. Los vecinos nunca le han dicho nada. Pero seguro que también lo agradecen.