Un plan para salvar a la castaña gallega

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

DEZA

MARCOS MÍGUEZ

Medio Rural presenta un programa estratégico que prevé, hasta el 2025, crear 5.500 nuevas hectáreas de soutos y restaurar otras 2.000

11 nov 2023 . Actualizado a las 17:55 h.

Dice el nuevo plan estratégico del castaño que acaba de presentar la Consellería do Medio Rural que «o castiñeiro está considerado unha das árbores cunha maior variedade de aplicacións e utilidades nos ámbitos rurais, polo que é un gran recursos de gran relevancia». Sin embargo, la despoblación del rural ha llevado a que, en los últimos años, se fueran abandonando el cuidado y al gestión de un sinfín de soutos tradicionales, sobre todo, de los que se dedicaban a madera. Por eso una de las recomendaciones de la primera revisión del Plan Forestal de Galicia era elaborar un plan estratégico del castaño, que permitiera recuperar 8.000 hectáreas tradiciones y plantar otras 16.000 nuevas. El documento está ya listo y, entre otras cosas, prevé que antes del 2025 Galicia disponga de 3.500 nuevas hectáreas de castaño para fruto y de otras 2.000 para madera, además de que recupere 2.000 más de los soutos tradicionales abandonados.

Según el documento, en Galicia existen actualmente 49.307 hectáreas de castaño, la mayoría, ubicada en los distritos forestales de A Fonsagrada-Os Ancares, Terra de Lemos y Valdeorras-Trives. Además, esta comunidad es la principal región española en producción y exportación de castañas. De media, se producen 20 millones de kilos de esta fruta, de los cuales la mitad se consumen en fresco y otro tanto se destina a la transformación. Esta producción supone un volumen de negocio que supera los 50 millones de euros una vez comercializada. A pesar de estas cifras, las empresas comercializadoras y de la industria de la transformación precisan acudir a mercados exteriores para cubrir sus necesidades de producción, ante la insuficiencia de la cantidad y la calidad de castaña recogida en Galicia. Se importan cada año alrededor de otros diez millones de kilos, principalmente de Portugal, lo que da una idea del potencial que podría tener su aprovechamiento en el monte gallego.

El plan estratégico recoge que el sector cuenta, actualmente, con varias circunstancias a favor para recuperarse, entre ellas, el apego que existe en la comunidad por estos árboles o la experiencia de sus vecinos en el aprovechamiento de este fruto, así como la existencia de condiciones geográficas, climatológicas y de calidad de los suelos en buena parte de la región. También dispone de una gran riqueza varietal y de una IXP que ampara a estos productos, así como de empresas con experiencia en su transformación. En cambio, el sector tiene en contra la deficiente ordenación y cuidado de buena parte de la superficie de castaño, debido al abandono de su cuidado, y el descenso poblacional que están registrando muchos núcleos rurales. Tampoco la sociedad conoce las posibilidades de inversión de este sector que, además, está viendo como numerosas plagas afectan a los árboles y ocasionan un descenso en la producción.

Actuaciones a corto plazo

Con el fin de contribuir a la recuperación del sector, el plan estratégico propone una serie de acciones para realizar nuevas plantaciones y recuperar aquellas que fueron abandonadas. En este último aspecto, el documento quiere que entre el año 2022 y el 2025 se rehabiliten más de 2.000 hectáreas de soutos tradicionales abandonadas, cantidad que se debe incrementar hasta las 8.000 hectáreas antes del 2040. Es preciso, además, producir nuevas plantaciones de fruta, 3.500 hectáreas antes del 2025 y un total de 8.000 antes del 2040. Y también para madera, otras 2.000 hectáreas en los próximos tres años y un total de 8.000 durante el período de vigencia del plan, el año 2040. El presupuesto es de 21,9 millones de euros. Parte de estos trabajos ya han comenzado y, entre este año y el que viene, Medio Rural recuperará 500 hectáreas y plantará otras tantas para fruta y 600 para madera.

Para poder poner en valor de nuevo este sector, el programa establece hasta 36 actuaciones integradas en cinco ejes de intervención. Estos se centran en la planificación y seguimiento de la producción; en la transferencia de información desde las entidades investigadoras; en el apoyo al sector de los viveros para garantizar una suministración de la planta y en el fomento de recursos y aprovechamientos; en el impulso a la comercialización y calidad de la castaña y, por último, en la mejora de la competitividad de las empresas. Con todas estas medidas se busca involucrar a todos los agentes implicados en el sector, desde la Administración a los viveros pasando por los productores y las empresas. Solo así Galicia se podrá consolidar como la principal región en la producción y exportación de castañas de España.

Apostar por el aprovechamiento conjunto y ayudar a las empresas

Dentro de las 36 actuaciones que recoge este programa estratégico, 21 de ellas se fijan como prioritarias, por lo que Medio Rural confía en ponerlas en marcha durante los próximos cinco años. Se trata de iniciativas que se enmarcan en uno de los cinco ejes de intervención diseñados en el plan.

La planificación, seguimiento y control de la producción es el objetivo del primer eje de trabajo. Para lograr esto, Medio Rural apuesta por promocionar el aprovechamiento conjunto de los terrenos forestales, por elaborar un mapa territorial de las zonas geográficas preferentes de actuación, por impulsar la recuperación de los soutos tradicionales y por la conservación del material vegetal autóctono.

En el segundo eje, centrado en la investigación y en la transferencia y apoyo al sector de los viveros, está previsto incidir en la mejora del sector con base en la investigación aplicada, en las parcelas piloto y en la red de parcelas demostrativas, así como en el refuerzo de los canales de comunicación entre administraciones públicas, centros de investigación, viveros y empresas. También se trabajará en las infraestructuras y dotación de viveros, productores y silvicultores para garantizar un correcto abastecimiento de planta.

Para conseguir la revitalización de recursos y aprovechamientos, que figura en el tercer eje, se promoverán iniciativas para la recuperación de soutos y la ejecución de nuevas plantaciones, así como otras de control fitosanitario y de lucha biológica. Se apostará, además, por la promoción de variedades de castaña.

En cuanto al cuarto eje, de impulso a la comercialización y fomento de la calidad, el trabajo se centrará en lograr adhesiones a la IXP Castaña de Galicia, tanto de productores como de industrias. Por último, para mejorar la competitividad y el valor añadido de las empresas, trabajo del quinto eje, se promoverán líneas de ayudas públicas a nuevas iniciativas y proyectos empresariales vinculados con el cultivo y aprovechamiento forestal de nuevas plantaciones. También se impulsará la actividad de la Mesa da Castaña y la formación de los actores de la cadena de valor, promoviendo cursos específicos sobre la silvicultura del castaño en los centros de formación o con acciones de profesionalización en manejo de máquinas y nuevas tecnologías, así como en seguridad alimentaria y laboral.

La irregular evolución de la indicación geográfica que ampara esta fruta

Fue en febrero del año 2009 cuando se ponía en marcha la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) Castaña de Galicia. Desde entonces, esta marca de calidad ha ido creciendo de forma paulatina hasta conseguir, en el 2020, 156 productores y 1.300 hectáreas de terreno amparadas. Esto supone menos del 3 % del total de la superficie gallega con plantaciones de castaño, explica el informe, lo que considera que es un síntoma de las dificultades que existen para concienciar y sensibilizar a la parte productora de las ventajas y de la importancia de que su producción luzca este sello de calidad.

La IXP tenía en el año 2011 802 hectáreas inscritas, 109 productores, nueve comercializadores y almacenistas en fresco y cuatro industrias de procesado. Entonces, se produjeron 68.360 kilos de castaña, con un valor de mercado de 237.378 euros. A lo largo de los años, estas cifras han ido creciendo y, según el plan estratégico de la consellería, ahora hay 1.291 hectáreas, 156 productores, 10 comercializadores y seis industrias. El problema es que este crecimiento se frenó a partir del 2017.

De forma paralela, la certificación de castaña creció notablemente durante los primeros años de la IXP, hasta alcanzar los 240.902 kilos en el 2016. Pero, a partir de ahí, estas cantidades sufrieron un acusado descenso, hasta llegar a los 24.961 kilos del año 2020. De forma paralela, disminuyó también el volumen de negocio y un sector que llegó a tener un valor económico de 791.869 euros en el 2017, cayó hasta los 197.529 en el 2020. Es por eso que uno de los objetivos de este programa estratégico es el de lograr nuevas adscripciones a la IXP y hacer que los productores vean las ventajas de comercializar su producción bajo esta marca de calidad.