La ruta estradense de la vergüenza

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

DEZA

Miguel Souto

La Avenida de Pontevedra se convierte en escaparate de la falta de civismo

07 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace años que el vial de entrada a A Estrada desde Pontevedra es testigo de los esfuerzos de los vecinos por mantenerse saludablemente en forma. Desde que las aceras al borde de la N-640 se prolongaron desde la Avenida de Pontevedra hasta el Alto da Cruz son muchos los estradenses que eligen esta zona para sus caminatas y paseos diarios. Tanto es así que el trayecto ha llegado a ser bautizado oficiosamente como Ruta del Colesterol. Con la salida del confinamiento, el trayecto incluso ha ganado público, pero no por ello ha logrado el respeto de todo el mundo.

La Ruta del Colesterol se ha ido convirtiendo tristemente en la Ruta de la Vergüenza. ¿Por qué? Por la suciedad que acumula en sus márgenes sin que nadie haga nada por remediarlo.

En más de una ocasión los vecinos de la Avenida de Pontevedra expresaron públicamente sus quejas por la insalubridad reinante al borde de las aceras. Arrancando la Avenida de Pontevedra, cerca aún de la gasolinera, existe una zona con vallas publicitarias en la que es habitual la acumulación de residuos de todo tipo. Desde bolsas y latas a restos de papel higiénico.

Precisamente en esta zona los recientes desbroces han dejado a la vista la cantidad de basura lanzada sin pudor a la cuneta. Si uno se fija, se ve bien. No obstante, para hacerla visible hasta para los más despistados, alguien se ha encargado últimamente de recoger parte de los residuos y de colocarlos meticulosamente en la vegetación que crece al borde de la carretera. Ahora están a la vista de todos en un triste escaparate de la suciedad reinante. No está claro si los artífices de la intervención tienen vocación artística, ecologista o educadora. Lo que es evidente es que la actuación es intencionada, ya que bolsas, envoltorios de todo tipo, papel higiénico y mascarillas desechadas cuelgan cuidadosamente atados de las retamas. No los ha dejado el viento así dispuestos. Alguien se ha molestado en colocarlos. Por algo será.

La actuación puede verse en el tramo inicial de la Avenida de Pontevedra y también más adelante del cruce que conduce hacia la zona deportiva. Todo un escaparate de la falta de civismo que debería hacer reflexionar a más de uno.