Desde la cita previa al control del aforo

Juan pedrouzo LALÍN / LA VOZ

DEZA

miguel souto

En las piscinas de la zona se optó por medidas diferentes de prevención Agolada ni abrió

26 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Con el aumento de las temperaturas es natural que gran parte de la población busque refrescarse en el agua. Sin embargo, la situación provocada por la pandemia de covid-19 ha frustrado multitud de planes que involucraban traslados, por lo que las piscinas municipales se han convertido en la alternativa ideal. Y si bien la apertura de estas instalaciones se ha hecho esperar en algunos casos, pues era necesario su adaptación a las medidas preventivas adecuadas, lo cierto es que la mayoría de la zona han vuelto a ponerse en marcha. Eso sí, cada una lo ha hecho a su manera, implementando los protocolos que sus respectivos concellos han considerado oportunos.

Así, la piscina de Forcarei fue la primera en reactivarse, haciéndolo el 26 de junio y preparando la contratación de tres socorristas, mientras que el 1 de julio fue el día elegido para el regreso de la mayoría. Ese es el caso de Lalín, que reabrió su piscina municipal exterior tomando como principales medidas el cierre de vestuarios, el uso de mascarillas para acceder al recinto, la separación parcelaria para mantener distancias y la reducción del aforo a 105 personas. Abriendo de lunes a viernes, de 12.00 a 20.00, su uso cuesta 1,50 euros a adultos y 0,50 a niños y ancianos, aunque las personas con escasos recursos pueden acceder gratis. También se planeó la contratación de dos socorristas, aunque por el momento solo han podido encontrar a uno disponible.

Por su parte, las piscinas de Silleda y A Bandeira también volvieron el día 1, con horario de 12.00 a 21.00 de lunes a domingo. Esta ampliación de horas de disponibilidad se debe a la cancelación de los cursos de natación, siendo esta una de las medidas tomadas para evitar aglomeraciones. Otra de las decisiones tomadas fue no abrir los vestuarios con la intención de que las personas solo usen las zonas exteriores, las cuales a su vez están divididas en parcelas para poder garantizar el cumplimiento de la distancia mínima. Además, se redujo el aforo a un 75%, de modo que la piscina de Silleda puede acoger como máximo a cien personas mientras que la de A Bandeira a ochenta. En lo que respecta a precios, destaca la eliminación de bonos físicos, siendo la única opción pagar un euro de entrada por día de uso.

A estos municipios se les suma A Estrada, que de la misma manera inició la reapertura de sus piscinas ese día. Abiertas de 15.00 a 21.00 de martes a sábados y de 13.30 a 21.00 los domingos, el Concello ha decidido que la entrada a las instalaciones sea gratuita para todos durante este verano. Eso sí, para que no se desborde el número de usuarios, pues se ha reducido el aforo a un 30% (350 personas), es necesario solicitar una cita previa con al menos 24 horas de antelación. También se ha limitado el aforo en los vasos, siendo actualmente de 8 personas el pequeño, 20 el mediano y 120 el grande, además de incorporar alfombras desinfectantes. Como en las otras, los vestuarios están restringidos, mientras que las mascarillas en zonas comunes y el uso de geles hidroalcohólicos son obligatorios.

La de Rodeiro ha sido la última en abrirse al público, haciéndolo el día 14. Se puede acudir a ella de lunes a domingo, entre las 14.30 y las 21.00 horas, siempre y cuando se haya pedido cita previa a través del 628 346 961 con un día de antelación como máximo. La contratación de personal (dos socorristas, dos vigilantes en zonas de acceso y una persona encargada de la desinfección) y la parcelación del recinto son otras de sus decisiones más destacadas. También abrieron las de Forcarei y Soutelo. En Agolada tendrán que esperar al 2021.

«De momento todo está tranquilo. Tanto, que no he tenido ni que tratar una sola herida»

Las piscinas municipales exteriores de Lalín abrían de nuevo su acceso con el estreno del mes de julio. Lo hacían teniendo en cuenta las nuevas medidas necesarias para la prevención de infecciones, siendo una de las principales la reducción del aforo hasta poder acoger solamente a 105 personas. Se mantienen las distancias y la gente lleva la mascarilla en los lugares donde es obligatorio. «Controlamos el aforo, contamos a las personas hasta que se alcanza el número máximo y cuando se llega toca cerrar las puertas. Luego hay que estar atentos para contar a las personas que se van y poder dejar entrar a nuevos bañistas», comenta Jorge Cortés, el único socorrista actualmente en la piscina de los dos que planeaba contratar el Concello en un principio. El joven lalinense, en activo desde hace cuatro años y con experiencia también en playas, cuenta que la afluencia en las instalaciones es bastante alta: «La verdad es que poca gente, poca gente no hay. En ocasiones hemos llegado al límite por completo y ha habido que cerrar, pero lo cierto es que en la mayoría de días tampoco nos quedamos cortos. Si bien las mañanas son bastante tranquilas, a partir de las 15.30 suele llegar la gente y esto comienza a llenarse. Por las tardes nunca bajamos de ochenta bañistas. E incluso algunas mañanas hay campamentos, así que también entonces hay movimientos». Ante las nuevas circunstancias, el socorrista explica que no nota que su trabajo haya cambiado mucho. «Sin contar lo del aforo, no es que se hayan tomado medidas muy drásticas. Tampoco tuve que formarme en ningún curso adicional, solo informarme de los nuevos protocolos. Respecto a la gente, lo lleva bastante bien y acepta lo de no poder entrar cuando la piscina está llena . De momento todo está tranquilo. Tanto, que no he tenido ni que tratar una sola herida», afirma Jorge. Aún resta bastante verano y ojalá siga así.

De todas las decisiones tomadas en las piscinas de la zona para intentar garantizar el cumplimiento de los protocolos de seguridad recomendados, la división de los recintos exteriores parece ser una de las más efectivas. Por eso, no es de extrañar que varios concellos hayan decidido adoptar esta medida en sus respectivas instalaciones, con el fin de minimizar los riesgos de contagio entre los bañistas. De todas formas, aunque la idea de la separación por zonas sea la misma, en cada piscina se ha realizado esta medida a su manera.

En la de Lalín, se ha optado por trazar la división en parcelas mediante líneas dibujadas con cal en la hierba. Por su parte, en las de Silleda y A Bandeira las parcelas están señalizadas a través de varillas metálicas clavadas en el suelo, a las que se enganchan cintas de plástico que «dificultan» el acceso para que nadie entre donde no le corresponde. Las 22 parcelas de la zona de hierba de la piscina municipal de Rodeiro están marcadas en el césped con cordeles de plástico al nivel del suelo.

Independientemente del método elegido, el objetivo está claro: lograr que las personas respeten las distancias de seguridad mientras disfrutan de las instalaciones. Veremos si funciona.