Ventoxo cuenta con su propio lago de aguas turquesa en una vieja cantera

Javier Benito
javier benito A ESTRADA / LA VOZ

DEZA

Rober Amado

La verticalidad de las paredes de roca impide el baño en esta balsa forcaricense

29 jul 2019 . Actualizado a las 09:28 h.

Las fotografías subidas a Instagram con las aguas de color turquesa del Monte Neme, en la Costa da Morte, se convertían estos días en virales y foco de atención mediático. Balsas generadas por la explotación minera salvaje que tiene otros ejemplos en toda Galicia, como en As Pontes, pero también en Terra de Montes. En la parroquia forcaricense de Ventoxo cuentan con su propio lago, una paraíso prohibido no solo por la toxicidad de estas aguas sino también por la imposibilidad de acceder a ellas, lo que no ocurre por ejemplo en la frontera entre Carballo y Malpica, donde más de un osado bañista terminó con irritación en los ojos y la piel, aparición de sarpullidos o incluso vómitos si se da un trago sin querer.

En Ventoxo las paredes prácticamente verticales que rodean la balsa requería ser experto en escalada para acceder al agua. La antigua cantera se fue rellenando hace unos seis años favorecida por la acción de un regato próximo, una vez que concluyó la explotación de sus recursos minerales. Pero mientras otras balsas similares en Galicia cuentan con nulas o escasas medidas de seguridad, que posibilitan el acceso libre hasta ellas, en el caso de la forcaricense está vallado tanto el perímetro de la laguna como de toda la cantera. A pesar de ello los amantes de este fenómeno pueden acercarse los suficiente como para fotografiar esas aguas que recuerdan a mares y parajes paradisíacos de otros rincones del globo terráqueo. Eso sí, para ello deberán evitar las vallas que cortan también el camino de acceso para documentar esta alteración del paisaje por la mano del hombre.

A la belleza turquesa se suma también la utilidad, porque en esa balsa repostan en ocasiones los helicópteros encargados de la lucha contra los incendios forestales. Ocurría por ejemplo la pasada semana cuando se produjo un fuego en las inmediaciones de esta laguna de un color tan especial por el sílice. Como explicaba ayer el presidente de los comuneros de Ventoxo, Adolfo Pérez, «non é tan coñecido como outros pero a lagoa é realmente bonita con esa cor turquesa, pero tamén perigosa e por elo está vallada no seu perímetro». Para ellos e emplearon en su día postes metálicos y malla ganadera.

Mientras otras balsas o lagunas de similares características en territorio gallego cuentan con más fama o al menos son más conocidas, la de Ventoxo pasa prácticamente desapercibida incluso para los vecinos de la zona. ¿Podría convertirse en polo de atracción turística? Quizás, pero los inconvenientes son tantos que desequilibran la balanza de forma clara hacia otro tipo de medidas, lejos de una explotación a lagunas de otras características como Pedras Miúdas en Catoira o Mina Mercedes en Valga, por poner dos ejemplos, dada la peligrosidad del entorno en ese espacio natural forcaricense.

Relleno del foso con escombro

La extracción de cuarcita a cielo en esa montaña durante décadas generó ese impresionante foso de gran altura. Los terrenos son propiedad de la comunidad de montes de Ventoxo, comenzando la explotación en los años setenta, comercializándose el material extraído para su uso como balasto en la construcción de carreteras y vías férreas. Finalizaron las labores en esa cantera en el 2012 y en el camino desde entonces, además de formarse la espectacular laguna, prescribió el arrendamiento de esos terrenos para un espacio prácticamente agotado en cuanto a su capacidad de producción.

El riesgo que supone ese foso para cualquier curioso inexperto o aventurero apasionado por la naturaleza, así como a animales que puedan acercarse, motivó ya hace tiempo que tanto el Concello de Forcarei como los propios comuneros de Ventoxo recomendasen evitar el acercarse a unas paredes de roca casi vertical de donde puede ser fácil despeñarse. Incluso se remitían escritos a la Xunta para adoptar medidas de seguridad, que llegaron en forma de vallados. Ahora queda esperar por el proyecto de regeneración de ese espacio que convertirá en historia el azul turquesa de esas aguas teñidas por el sílice que atrapan la mirada.

Puntos con hasta setenta metros de profundidad y 540.000 metros cúbicos de agua

La empresa Agroman gestionó en un principio el permiso de extracción en esta cantera de Ventoxo, para después explotarla Hermanos Díaz, Malvar y Sercoysa. La quiebra de esta última sociedad propició que se abandonase en el 2012, año en que una compañía de Portugal adquirió la maquinaria y el Banco Pastor se quedaba con los derechos de explotación. El impacto en esa montaña forcaricense generó el actual foso convertido en una laguna que acumula en torno a 540.000 metros cúbicos de agua, según apuntaba ayer Adolfo Pérez.

La Dirección Xeral de Minas de la Xunta se encarga de la custodia de este enclave, incidía el presidente de los comuneros, encargándose de controlar que el vallado está en perfectas condiciones. Pero el tiempo pasa y seis años después el anunciado plan de regeneración de la cantera sigue sin materializarse. «Así está mal por moi bonito que sexa», significaba Adolfo Pérez, sabedor de primera mano del riesgo que entraña acercarse hasta esas paredes verticales de roca. Por ahora no hubo que lamentar ningún accidente, quizás por ser poco conocida la existencia de la laguna turquesa, pero cuanto antes se urge en Ventoxo una actuación que les dejará sin un reclamo para el que no merece la pena asumir ningún riesgo.