Rubianes volvió a levantar al público

DEZA

La gala de homenaje al artista vilaxoanés fue un rotundo éxito al contar con un pabellón abarratado y un elenco de actores, humoristas y cantantes de primer nivel

04 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Éxito rotundo el de Fontecarmoa. Una gala por todo lo alto y un cartel de lujo para rendir un tributo a la altura del homenajeado. Si Pepe Rubianes hubiese visto entre bambalinas el espectáculo hubiesen pasado dos cosas: que se habría reído y que se habría levantado a aplaudir a los que una o mil veces han compartido el calor de los focos a lo largo de una intensa y fructífera carrera con él.

No era fácil hacer cuadrar las agendas de todos los que querían aportar un granito de arena a la causa, pero se consiguió. Un de los grandes reconocimientos fue para Pep Molina, el director y uno de los ideólogos clave del acto. Se aspiraba a fundir dos escuelas, la gallega y la catalana, pero sin confundir sus estilos. Los más de mil quinientos incondicionales que se dieron cita en el engalanado pabellón de Fontecarmoa le pusieron nota de «cum laude» a un evento multidisciplinar que tuvo presente en todo momento al genio desaparecido.

La puntualidad y la escaleta de tiempos se respeteron rigurosamente aunque hubo cabida para las licencias, como no podía ser de otra manera por aquello de que el directo es el directo.

Al estilo gallego

El humor con acento gallego fue el que conectó quizás en lo más profundo del sentimiento de los asistentes. Mientras Carlos Blanco exhibió una nueva dosis -dos, porque actuó por partida doble- de su estilo, Mofa e Befa pusieron el listón realmente alto. Su monólogo conjunto sobre las posibilidaldes fónicas de la lengua con la excusa de recetas gastronómicas fue uno de los mejores tributos al que estaba considerado un amante y un referente en el uso de la palabra.

Xoán de Vilaxoán lanzó su mensaje al fondo del corazón de la tierra que le vio nacer a él y a Pepe Rubianes. El repaso que hizo por los personajes, los barrios y el futuro que le espera a la Rúa Nova y al resto de su Vilaxoán natal ha quedado ya para el recuerdo colectivo.

Tras ellos, Kukas echó mano del recuerdo de Pepe, Quico Cadaval habló de Carreira y de la visita de la muerte, Cándido Pazó del ambiente marinero y Chévere trasladó la mente de todos hasta el Oeste.

Al estilo catalán

Buenafuente fue el primero de los invitados, de los foráneos que se fusionaron con los vilagarcianos. Envió un vídeo, como también lo hizo Serrat, Pablo Carbonell o José Luis Cuerda. Pero el directo fue lo más comentado. El Brujo, fiel amigo y compañero en mil batallas de Pepe, enseñó lo que mejor sabe hacer, pensar en voz alta, como lo haría Rubianes, para hacer reír a los que están sentados.

Manel Fuentes desempolvó el monólogo de Tapas, que había interpretado Pepe y en el que le sustituyó mientras le espiaba entre vastidores, como se pudo ver en el vídeo. Tricicle hizo lo propio y rindió homenaje al galaico-catalán con otro de sus guiones y para el fin de fiesta se dejó a Carlos Latre. Hizo reverencia a Gila, porque acudió con el teléfono, y relató la ascensión a los cielos de Pepe, al que acabó imitando, aunque ya se sabe que es inimitable. Al final, todo el mundo en pie, como no podía ser de otro modo.