El conjunto de edificios cruceños de los años 50 figuran como uno de los ejemplos más destacados del Movimiento Moderno en Galicia, en una reciente publicación
26 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Fontao atesora un patrimonio industrial y arquitectónico a recuperar, protagonista en los últimos tiempos por partida doble. Casi diríamos que triple. En primer lugar, en el lado negativo, porque el Comité Internacional para la Conservación del Patrimonio Industrial de España incluyó a las minas cruceñas entre los once bienes o lugares industriales en peligro del territorio español. En segundo, porque está en reestructuración el proyecto de la Xunta para rehabilitar parte del poblado, como el cine o la iglesia. Y en tercero, en el que nos centraremos hoy, por la relevancia de este conjunto construido en la década de los 50 e inaugurado en 1960.
La Fundación Docomomo Ibérico, constituida con el objetivo de inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno en España y Portugal, acaba de editar un libro que recoge los ejemplos más significativos en nuestro país de vivienda moderna en el período comprendido entre 1925 y 1965. Una publicación que recoge una treintena de construcciones en Galicia, entre las que destaca el poblado minero de Fontao, diseñado por los arquitectos César Cort Gómez-Tortosa y Joaquín Basilio Bas. Un conjunto de construcciones que surgieron de las circunstancias económicas generadas en torno al wolframio en los años 50, promovido por Minas de Estaño de Silleda. Como destaca en el libro el presidente de Docomomo Ibérico, Celestino García Braña, la calidad y relevancia del poblado en términos arquitectónicos «no puede entenderse sin la sensibilidad, el conocimiento constructivo y la dedicación plena que el entonces recién titulado Joaquín Basilio Bas le dedicó, hasta el punto de trocar su origen murciano en definitivo residente gallego».
En la publicación se incide en que el planteamiento del conjunto de edificaciones de Fontao, entre las que destacan el cine o la iglesia, «responde a las preocupaciones contenidas en los barrios alemanes realizados veinticinco años atrás, en los que la organización de todo el conjunto muestra la inquietud por lograr un adecuado equilibrio entre los espacios interiores y los exteriores». El objetivo cumplido era cubrir las necesidades de un barrio de 120 trabajadores, técnicos y directores vinculados a la explotación minera. Así, no solo las viviendas están contempladas en este poblado, sino también las escuelas y casas de los maestros, la iglesia, tiendas, el cine o instalaciones deportivas.
Para Celestino Braña, «el espíritu con el que Gómez Tortosa y Basilio Bas emprendieron esta obra queda reflejado en las palabras de Rafael Bergamín, escritas unos años antes: Nuestros fines eran modestos. Nosotros no buscábamos un nuevo estilo arquitectónico sino una nueva solución arquitectónica para los nuevos tiempos, algo principalmente basado en la economía y el sentido común. Lo nuestro fue principalmente un problema de intuición, ya que no queríamos tener puntos de apoyo en la tradición».
Fontao merece esfuerzos de las administraciones por seguir el proceso de recuperación de su antiguo esplendor, en un entorno paradisíaco y con el Museo da Minería como posible referente para convertirlo además en polo de atracción turística.