La riqueza natural del agua

La Voz LA VOZ | LALÍN

DEZA

MARCOS MÍGUEZ

Reportaje | El municipio de Lalín cuenta con 181 fuentes catalogadas El Concello lalinense se vanagloria de ser el que más carballeiras tiene catalogadas en Galicia pero guarda también otra riqueza bajo tierra: sus fuentes naturales

12 nov 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

?o se envasan en botellas de diseño ni hay firmas francesas que crean accesorios de lujo para tener a mano siempre el botellín, pero el agua de los manantiales de Lalín puede competir con cualquier otro. El Concello tiene catalogadas 181 fuentes en el municipio. Aunque en la lista, elaborada con mucha minuciosidad en su día por el edil Camilo González Bodaño, se incluyen también algunas que son meramente decorativas y que se surten del agua de la traída. Otras llegaron alimentarse de algún manantial o de alguna mina que fue secando y se acabó recurriendo a la traída. En las parroquias es raro el lugar que no disponga de una fuente. Persisten en muchas aldeas los viejos abrevaderos y los lavaderos que aún tienen cierto uso. Los tiempos han cambiado y aunque las fuentes ya no cumplen la función básica de abastecimiento siguen reportanto beneficios a los vecinos. Continúan siendo muchos los que acuden con frecuencia a las fuentes para recoger agua tanto para beber como incluso para cocinar. Fuentes sencillas y fuentes ornamentadas, fuentes cuidadas y fuentes abandonadas. Camilo González las conoce todas. Muchas de ellas se fueron perdiendo porque se fueron quedando sin agua o por el crecimiento de la construcción. González Bodaño apunta una especialmente famosa por la calidad de sus aguas. Aún existe y se puede visitar en el camino que da al pazo de Liñares. Un mensaje en dos letras B grabadas en la piedra que algunos dicen que es un mensaje antiguo y que ordenaba al que pasaba por allí «bebe y vete». En el casco urbano de Lalín las más emblemáticas son la de la Feira Vella, la antigua Fonte Sanguiña, y la de Lalín de Arriba. Pero había muchas más, ya desaparecidas, una en la Praza da Igrexa, otra en la Avenida Buenos Aires. La Fonte Sanguiña nacía en el campo da feira vello pero con las edificaciones desapareció. La que existe ahora procede de una mina, que años atrás, surtía también de agua la casa de un abogado que vivía en la zona. Con el agua de esta fuente se hacía el pan que vendía Santiago Fernández. Su casa, recuerdan algunos, fue la primera que se construyó allí y que lleva el nombre de la fuente. Famosa es también el agua de la antigua Fonte de Pemende, en las Carballeira das Casianas, y la que existe al pasar el restaurante Villanueva, tras cruzar el puente hacia Santiago. Los vecinos siguen recogiendo agua pese a que no tiene caño. La mayoría de las fuentes toman su nombre del lugar donde se ubican. Hay muchas fontes da igrexa, das casas vellas, en Catasós; do Prado, en el lugar de Loucenzo, en Cercio o las de Chares, Corén, Rodís de Arriba, de Castro, de Brenzos, de San Martiño, de Losón, de Bermés o de Vilar, por citar algunas. Fuentes con nombre de santos como la de San Roque, en el lugar de Santabaia, en Cercio o la de San Pedro en el lugar de Igrexia, en la parroquia de Castro. Las que hacen alusión a la forma. Hay la del canal, en el lugar de Regufe, en Erbo; la do Pincho, en Erbo de Abaixo y la de pinchiño, en el lugar de Cangas. Los trabajadores de los últimos obradoiros de emprego pusieron en valor algunas fuentes como la de la Feira Vella, que estrenó no hace mucho un nuevo traje de piedra. En muchos casos es el uso continuado y el cuidado de los vecinos el que ayuda a conservar en buen estado gran parte de este patrimonio natural a veces desconocido. La farmaceútica municipal es la que se encarga de llevar a cabo el análisis de estas fuentes que proceden o de minas o de manantiales, lo más puros son aquellos que nacen directamente de la roca. La inmensa mayoría de las fuentes públicas son potables, aunque temporalmente y de forma esporádica, pueden sufrir alguna filtración como ocurre estos días con la de Lalín de Arriba, lo que obligó a clausurarla temporalmente como medida de precaución.