Hay que recordar que la lista de acreedores que reproduce hoy este periódico es la que ha confeccionado el propio Lendoiro y que, por tanto, lo normal sería que creciera. Suele ser lo habitual en los concursos de acreedores, que entre lo que dicen los gestores de la empresa y la realidad se produzcan sensibles desfases.
Pero en cualquier caso, la citada lista, aunque no crezca, ya pone los pelos de punta. Y de alguna forma es el retrato de un modo de hacer las cosas que ha llevado al Deportivo a la ruina económica y también deportiva; y que ha manchado su imagen de una manera injusta. Porque no hay nada más injusto que una sociedad centenaria que ha sido santo y seña de valores nobles durante muchos años comience ahora a ser asociada a un estilo de gestión basado en el impago y la marrullería.
Lendoiro ha manchado la imagen del club y ha puesto en peligro al Deportivo. El auto de la jueza levantando el embargo revela que el presidente puso en peligro la continuidad del Dépor. Primero, porque si la jueza hubiera decidido que no se levantaba el embargo habría que cerrar la persiana. Y, segundo, porque en su peculiar estilo de apurar los plazos solicitó el concurso de acreedores pasada la fecha de cobro de los ingresos de Mediapro. ¿Por qué? Inexplicable.
Los administradores concursales ya están poniendo orden en el caos. Y los acreedores de la lista se preparan para defender sus derechos dentro de este solar que ha dejado Lendoiro.