El brasileño le negó el saludo a su técnico al ser relevado, se fue directo al vestuario entre aspavientos, e incendió la tangana final
26 oct 2025 . Actualizado a las 19:28 h.«Habla ahora, habla ahora». A Vinícius Junior (Río de Janeiro, 2000) lo sujetaron varios integrantes de su cuerpo técnico cuando buscaba encararse con Lamine Yamal, protagonista en la previa del clásico. «El Madrid roba y se queja. La última vez que he ido, 0-4», le espetó el azulgrana a Ibai Llanos. Soto Grado ya había cobrado el final. Apenas unos minutos antes, Vini se había enfrentado también al banquillo del Barcelona con una toalla en la mano, en el germen de la tangana que afeó el final del clásico. Aunque el recital extradeportivo del brasileño —demasiadas veces protagonista por incidentes ajenos al transcurrir de la pelota— había comenzado justo en el minuto 72, cuando Xabi Alonso decidió relevarlo por Rodrigo Goes.
Vinícius se señaló entonces el pecho con incredulidad y comenzó a hacer aspavientos en evidente gesto de desaprobación. Palmeó ligeramente al compañero que entraba y se cruzó con su técnico con los brazos en alto, maldiciendo, y evitando cualquier saludo. Vinícius le dio al desencuentro mayor envergadura al largarse directamente el vestuario, desentendiéndose del partido. Estuvo unos siete minutos ausente, hasta que las cámaras lo captaron en el fondo del banquillo. Luis Llopis, el entrenador del porteros del Madrid, se había ido tras él para tratar de convencerlo de que regresara.
Una relación deteriorada
La llegada de Xabi Alonso ha supuesto para el extremo un cambio de rol. En la segunda jornada de Liga, ante el Oviedo, Vinícius empezó en el banquillo. Jugó 27 minutos. En la primera de Champions, contra el Marsella, el atacante carioca también fue suplente. Los mismos 27 minutos. Frente al Espanyol fue relevado en el minuto 77. Y en la jornada precedente al clásico, ante el Getafe, en la que también fue protagonista por su encontronazo con Juan Iglesias que recogieron las cámaras, Vinícius estuvo en el césped 35 minutos.
En el clásico, Soto Grado rectificó en el VAR una pena máxima que le había pitado tras una entrada de Lamine Yamal. Las chispas entre ambos no cesaron. «¡Solo das pases para atrás»!, captaron las cámaras que le dijo el madridista mientras bebía. Lamine le devolvió un gesto que pareció otra provocación. Ninguno de los dos deslumbró esta vez.
El extremo brasileño lleva cinco goles y cuatro asistencias en sus nueve participaciones en Liga esta temporada. Su rendimiento no está siendo malo, aunque siga lejos de la brillantez que alcanzó con Ancelotti. Pero sus berrinches y su facilidad para implicarse en cualquier confrontación han deteriorado su figura. Tanto, que el Madrid sigue sin renovarlo. Tanto, que su último desplante a Xabi Alonso puede abrirle las puertas de salida del Madrid.