I. DÍAZ ROLLE
Once fichajes y tres en camino, todos ellos de procedencias muy diversas, con varias nacionalidades y representación de algunos de los puntos más alejados de la geografía española. Es la estrafalaria apuesta del Viveiro CF para competir en la Tercera División RFEF durante la temporada de su centenario. Una confección de plantilla que no responde a los caprichos del entrenador y la secretaría técnica, sino a las necesidades, tras atar solo cinco renovaciones y no lograr seducir a los mejores futbolistas de la zona.
«Los jugadores de A Mariña no han querido venir al Viveiro», sentencia Alberto López. «Contactamos con los futbolistas de la zona que encajaban en el proyecto, pero nos rechazaron por la exigencia de los entrenamientos, razones laborales y de estudios, económicas o porque están a gusto en sus clubes. Hay un vacío importante de jugadores aquí, pero también debemos reflexionar sobre qué hemos hecho mal para que no vengan. Es una pena, pero lo hemos intentado», alega el técnico lucense.