El final de un suplicio, el de la otra España

Iván Antelo REDACCIÓN

DEPORTES

ALKIS KONSTANTINIDIS

13 nov 2021 . Actualizado a las 19:00 h.

Brillante e ilusionante tanto en la Eurocopa como en la Liga de las Nacionales, la selección española pone fin este domingo a una fase de clasificación muy pobre, a la que llega con muchas opciones en la jornada final por el desplome sueco del último mes. Nefasta ante Grecia en Los Cármenes, incluso sufrió contra Georgia (1-2) y Kosovo (3-1), antes del desastre ante Suecia (2-1). La derrota de Solna, justo en el ecuador de la competición, le dejó con un pie fuera de la clasificación directa para el Mundial. Solo con que los nórdicos hubieran hecho sus deberes contra Grecia y Georgia, el encuentro de hoy de La Cartuja no tendría sentido más allá de preparar la temida repesca. Pero no lo hizo.

La otra España, la de esta fase de clasificación, sufre. Como también lo hacen otras grandes (Portugal, Italia, Croacia e Inglaterra) que llegarán a la última jornada sin haber hecho los deberes. La UEFA y la FIFA deberían analizar por qué ha habido un espectáculo tan pobre en este proceso clasificatorio. Ahora que los equipos más modestos han elevado el nivel, resulta absurdo comenzar una liguilla, jugar un par de partidos y pararla, y así sucesivamente en repetidas ventanas. Le cuesta a los jugadores engancharse a la competición y mucho más a los aficionados, que requieren de Google para recordar lo que pasó en jornadas anteriores. ¿O alguien recuerda, sin previa consulta, quién marcó en Kosovo hace dos meses? (Fornals y Ferran Torres, para los interesados). Ya de Georgia ni hablamos, allá por marzo, cuando Dani Olmo fue el héroe con su tanto en el 92.

Al fútbol le urge ordenar su calendario. Y sobre todo en estas fases clasificatorias en las que solo importa el desenlace. Y en eso andan las grandes ahora. En ponerles el colofón. Con las orejas y hasta el colmillo del lobo vistos, que nadie dude que los futbolistas de esas selecciones poderosas se pondrán las pilas ahora. Casi todas (o todas) se meterán. Es lo que tienen los suplicios. El único encanto que tienen es poder terminar con ellos.