Dressel ya controla sus demonios

DEPORTES

Rob Schumacher

Con una potencia prodigiosa, el nadador estadounidense sumó en el relevo 4x100 libre el primer oro de los siete a los que aspira y está en condiciones de acabar con el legado de Phelps

26 jul 2021 . Actualizado a las 16:33 h.

Cuando baja a la piscina, Caeleb Dressel (Florida, 1996) no porta auriculares con música para disparar la adrenalina. Tampoco se salpica con agua fría para activarse. Como hizo en el último Mundial en Gwangju, del que salió con ocho medallas —seis de oro— se pone en cuclillas para meditar agarrado a un pañuelo azul, con unas vacas estampadas, que en su día le regaló Clarie McCool, su profesora preferida del instituto, fallecida por un cáncer en el 2017. Dressel ha sumado ya en Tokio su primer oro en el relevo 4x100 libre junto a Aoole, Becker y Pieroni. El primero de los siete a los que aspira. Todavía le quedan los 50 y 100 libre, los 100 mariposa y otros tres relevos, los 4x100 estilos, los 4x200 libre y los 4x100 mixtos.

«Soy un poco irascible y cualquier cosa que me calme los nervios me viene bien», reconoce quien ha querido huir siempre del fenómeno Phelps. Dressel apenas se deja ver en actos públicos, no concede entrevistas, tampoco protagoniza campañas de publicidad. Todo lo que quiere mostrar pasa dentro de la piscina. Allí fue capaz de coleccionar tres oros en menos de dos horas, y de pulverizar registros como el récord de los 100 metros mariposa que había sellado el propio Phelps (49,82) para dejarlo en 49,50 segundos. El martes (12.20 horas) salta al agua para disputar la novena eliminatoria de los 100 metros libres, cuya final será en la madrugada del miércoles al jueves.

Con 17 años, con los Juegos de Río 2016 en el horizonte, Dressel se paró. Decía que le perseguían «demonios mentales». Acudió a un psicólogo deportivo y estuvo seis meses sin meter un pie en el agua. Cuando se sintió preparado de nuevo, fotografió con su móvil la piscina y se la mandó a su entrenador. Gregg Troy, el que fue su preparador en la Universidad de Florida, es consciente de que a Dressel es mejor no inquietarlo en su tiempo libre, cuando le gusta irse a la granja que su padre, Michael, veterinario, tiene en Gainesville, en las profundidades de Florida. Allí juega al tenis de mesa con sus tres hermanos, monta a caballo, dispara armas o ve alguna película.

El origen de su nombre proviene del Antiguo Testamento. Caeleb fue uno de los doce exploradores enviados por Moisés a la Tierra Prometida. Dressel practica la religión protestante y se ha tatuado varios de sus elementos. También un oso, un caimán o un águila, en honor a algunos de sus apelativos. De esta, que se estampó en el pecho, se cansó tres años después y decidió eliminarla. «He buscado al verdadero espíritu animal que capture mi alma y he descubierto que no era el águila».

En sus primeras competiciones universitarias Dressel no sobresalió. De Río se trajo el oro en los relevos 4x100, pero en los 100 metros libres solo pudo ser sexto. En el Mundial de Budapest del 2017 explotó. Ganó siete oros y, desde entonces, las pruebas cortas de los estilos libre y mariposa llevan su firma. Ahora ostenta las plusmarcas mundiales de los 50 metros libre, los 100 estilos —en piscina corta— y los 100 mariposa —tanto en piscina larga como corta—.

En su debe, las 13 centésimas que le separan de César Cielo en los 50 metros libres, un récord labrado por el brasileño cuando los bañadores impermeables suponían un impulso tecnológico, y que Caeleb volverá a intentar batir en la piscina de Tokio.