La montañera gallega analiza la situación de duda que se cierne sobre la gesta de Kilian Jornet en su ascenso al Everest
27 feb 2018 . Actualizado a las 09:47 h.Chus Lago (Pontevedra, 1964) escaló y pisó la cumbre del Everest en 1999. Su carrera está enfocada ahora al mundo de las expediciones polares, pero mantiene intactos los principios que aplicaba cuando afrontó grandes retos en el Himalaya.
- ¿Es básico mostrar pruebas fiables de que un montañero ha hecho cima?
- La cima hay que tocarla con los pies, con las manos y sentarte encima de ella, no es a 10 metros ni a 15, es el último punto. Si no documentáramos eso de alguna forma imagínate, entonces la ves a 50 metros, te das la vuelta y dices "ya está". Es una cuestión de honor, pero también de respeto como deporte. Una fotografía es lo más aconsejable, pero a veces la cámara no te funciona, tienes que recurrir a que otros te hayan visto porque vienen por detrás o decir qué has visto en la cima exactamente, o si te has encontrado una bandera cogerla...
- En el caso de Kilian Jornet los track GPS tienen errores. ¿Son fiables estos dispositivos?
- Yo en montaña rara vez los he utilizado, pero sí en los círculos polares. Cuando el frío desgasta las baterías desaparece el track o se te apaga el aparato. Cerca del Polo Sur, por ejemplo, daba lecturas erróneas, había vacíos en el satélite y te daba en dirección contraria en algún momento, pero luego se reajustaba... En cualquier caso, una persona que tiene que avalar algo como eso [la cima en el Everest] a lo mejor tiene que llevar otro sistema, un Argos o una baliza que le registre bien.
- Porque su credibilidad depende de ello...
- Su credibilidad depende un poco de esto. Es un poco extraño, si fuera otra persona nos da igual si son diez horas o quince, pero alguien que está verificando un récord...
- Los más grandes alpinistas, como Messner, dicen que en la montaña no puede haber récords, porque las condiciones son cambiantes.
- Kilian está intentando batir récords y eso no es nada malo, es su estilo. Pero si quieres ser conocido así, tendrás que justificarlo, y fácil no es, porque en la montaña está la altitud, las bajas temperaturas, es difícil cargar [los dispositivos], pero bueno, son tres cosillas de las que tiene que estar pendiente para poder registrarlo. Tampoco es la única vez en la historia que alguien llega a una cima y es una cuestión de fe porque nadie lo puede verificar.
- ¿Qué hiciste cuando pisaste la cumbre el Everest?
- Hay fotos que son muy evidentes, el día estaba muy despejado. Pero además no estaba sola, había un equipo de ocho georgianos y yo testifiqué que ellos habían llegado y ellos que había llegado yo. En el monte Vinson, mi fotografía es mi cara y no coge nada más, ni la bandera de la cima. Entonces fotografío un muñequito que había allí enganchado y me lo llevé por si acaso, porque no sabía si iba a salir la foto, y de hecho la cámara después se estropeó porque se congeló. La foto de mi cara no dice nada, puedo estar en cualquier sitio; la bandera de cima, sí.
- En el Everest está el trípode chino. ¿Puede que estuviera enterrado en la nieve cuando subió Kilian?
- En mayo [Jornet subió a finales de ese mes, los días 21 y 27], teóricamente no debería, porque es el momento de cumbre, está toda la gente que sube, hace cima y se van sumando banderas, queda más o menos al descubierto. Pero no es algo tan grande y si ha hecho una tormenta antes, que no creo, puede estar enterrado.
- Entonces, puedes fotografiarlo...
- Que se congele la cámara es muy fácil allá arriba, esto pasa. Y luego es de noche. Pero tienes el track o dejar algo ahí. Por ejemplo, yo dejé la bandera gallega en la cima, una bandera pequeñita, y el colombiano que subió dos días después me la bajó. Si hubieran fallado las fotografías me habría servido para verificarlo.
- Kilian dice que no llevaba nada, por su estilo de subir ligero, incluso había dejado abandonada la mochila.
- Pero es una banderilla que no pesa nada.
- ¿Hay mucha presión de los patrocinadores para obtener resultados?
- Lo que los patrocinadores quieren es que tú transmitas su marca, que des información y que su nombre esté flotando en el aire. Se tienen que acostumbrar a que la cima no siempre es lo que da la gloria, a veces es mejor veinte artículos o comunicaciones con la prensa que la cima. A los niveles en los que está Kilian, que está en una carrera pero está solo, a lo mejor sí tiene presión. Pero él está jugando a este juego, de ser alpinista y corredor, allá él. Yo claro que entreno y soy consciente de que hay unos patrocinadores y lo mejor es que acabes llegando, pero a veces no es a la primera, es a la tercera. Lo voy a dar todo, pero la vida no.
- Esta forma de subir en velocidad, con el mínimo equipamiento, ¿puede dar una imagen frívola de lo que es la montaña?
- Hubo una época en los años 90 que se puso de moda escalar grandes paredes sin cuerda, y lo hacían unos pocos. Ahora ya no suben andando a las montañas, suben corriendo. Igual esto también es una moda. Me cuesta entenderlo. Es un juego peligroso, mira lo que le pasó a Ueli Steck. Era buenísimo, pero la actitud es la actitud. También juegan con que se aclimatan en la ciudad, en cámaras hiperbáricas. Para mí esto entra en el ámbito de lo deportivo. Cuando tienes medios de este tipo no digo que sea exactamente dóping, es un dóping diferente, la montaña es lo más natural. Yo vivo de otra forma, me gusta vivir el proceso allí. Cuando ya vienes aclimatado casi de médico pertenece a un ámbito del que los montañeros escapamos, que es el ámbito de los gimnasios.
- Kilian dice que es un experimento, que lo que trata de demostrar es que se puede hacer la aclimatación cómodamente en casa.
- Eso ya está más que demostrado, no es el primero. Hay mucha gente en montaña que se aclimataba en casa ya hace veinte años. Claro, te ahorras tiempo. Es tu juego, es otra mentalidad; no digo que mejor o peor, pero yo no me siento identificada con eso.