Carlos Sainz, pilotar a los 55 años

Iago García
iago garcía REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Iago García

El doctor Miguel Santiago y el piloto gallego Roberto Blach analizan las dificultades que conlleva competir en la élite con esa edad

31 ene 2018 . Actualizado a las 08:07 h.

«Tiene mérito ganar cualquier cosa a cualquier edad, siempre que sea alto rendimiento», dice Miguel Santiago, especialista en Medicina Deportiva y profesor de la Universidade da Coruña, cuando se le pregunta por la gesta de Carlos Sainz en el Rali Dakar. En ciertas modalidades y entre ellas el motor, ganar experiencia es además un valor añadido. «En vela, por ejemplo, no compites como uno de 20 años con 60. Pero nada te impide tomar excelentes decisiones como técnico», apostilla. Así es. De hecho, en el Dakar, no abundan los pilotos jóvenes.

Véase también en coches en esta última edición a Stéphane Peterhansel (52 años) o en motos el piloto carballés que consiguió completarlo, Fran Gómez Pallas (49 años). «Si echo la vista atrás, hay decisiones que tomé en ralis que ahora no las repetiría», comenta al respecto el joven piloto gallego Roberto Blach, que corre este año el Campeonato de España de ralis de asfalto y BKR2 mixta. Hijo de piloto, ya lleva diez corriendo, se puso al volante de un kart con solo 12 años: «A nivel mental ahora soy más maduro. No todo es la velocidad. Pasas concentrado en las trazadas muchas horas», asegura el corredor de Arteixo.

Carlos Sainz es doctor honoris causa en conocimiento de vehículos. Fue dos veces campeón del World Rally Car, en 1990 y 1992. Seis años después solo una inoportuna avería a metros de la meta evitó el triplete. Ha competido con múltiples marcas: Toyota, Lancia, Ford, Subaru y Volkswagen entre ellas. Y precisamente con esta última y al volante de un Touareg TDI ganó su primer Dakar en el 2010. Era la segunda vez en la historia que un coche con motor diésel se imponía en la prueba más exigente del mundo. El desarrollo de ese vehículo y los avances que después llegarían a los de serie es una labor compartida en los equipos por ingenieros, mecánicos y pilotos como Sainz.

Los coches oficiales en un Dakar son obras complejas esculpidas kilómetro a kilómetro y duna a duna. Algunas mejoras en las suspensiones del Peugeot 3008 DKR Maxi que ha conducido Carlos Sainz este enero probablemente lleguen a los coches de calle como avance tecnológico: es una inmensa responsabilidad.

Y no olvidemos que este segundo título Dakar del español ha sido con un dos ruedas motrices, un tracción trasera que ha plantado cara con creces a los clásicos todoterreno 4x4, que en teoría, dado que el motor envía potencia a todas las ruedas, son mejores sobre cualquier superficie. En este aspecto, Roberto Blach, no deja de elogiar al madrileño, pero de alguna manera, reclama también una cuota juvenil: «También me gustaría ver a más jóvenes con oportunidades en el mundo del motor. Aquí, además de ser bueno, el presupuesto es clave. Aunque el valor que ha aportado Carlos Sainz a Peugeot es incalculable para la marca».

Los coches de competición, una tortura física

«El futuro tendré que pensarlo, hablarlo con la familia y ver qué hacer», declaraba Sainz poco después de saberse vencedor de su segundo Dakar. No ocultaba que físicamente estaba tocado, especialmente de las cervicales. «Mucha gente dice: ¿Cómo te vas a cansar si vas sentado?», comenta Blach. Y su respuesta a la pregunta es contundente: «El paso de los kilómetros en el interior de un coche de competición es tortuoso: el baquet donde te sientas afecta mucho a la espalda». Y sigue detallando otras duras tareas: «Los brazos al volantear y el cuello, que soporta muchos esfuerzos, hay que ejercitarlos siempre».

«A alguien joven puede dolerle la espalda, algo que a nivel evolutivo aún está por terminar. Si le sumas 35 años de carrera con esfuerzos y microlesiones por accidentes, te topas con la grandeza de Carlos Sainz», apunta en cuanto al esfuerzo físico el doctor Miguel Santiago. La clave es mantenerse joven el mayor tiempo posible: «En su caso la receta es de prevención, primero, ejercitando los músculos que rodean lo columna; y de recuperación después, con fisioterapia al término de los esfuerzos más notables», completa el médico. La pelota está en su tejado. O en este caso, la llave en el contacto. Toyota y Mini, desbancadas por el Peugeot de Sainz, ya llaman a la puerta de su garaje.