Teresa Portela: «Llegará el día de la retirada y será duro»

DEPORTES

En la antesala de su 13.º Mundial avanza que tiene buenas sensaciones y que quiere otra final

21 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es una de las figuras más laureadas del deporte español. Muy pocas, pueden presumir de haber disputado cinco Juegos Olímpicos. A partir del jueves, Teresa Portela (Cangas, 1982) afronta su decimotercer Campeonato del Mundo (12 absolutos y uno júnior). Su objetivo, meterse en la final. «Es mi trabajo», dice

-¿Cómo afronta este mundial 12+1 como lo ha bautizado?

-Después de los Juegos del año pasado me tomé cuatro meses muy relajados. Empecé la temporada en enero porque necesitaba ese parón a nivel físico y mental. Necesitaba desconectar. Clasificarme para el Mundial ya fue un reto. Voy con todas las ganas de poder meterme en la final.

-¿Qué sensaciones tiene?

-En mi deporte es muy difícil comparar los tiempos, porque varían con las circunstancias del viento, el agua... Tengo la leve orientación de saber cómo estoy con respecto a otros años. Me encuentro bien, pero no sé cómo estaré con respecto a las rivales.

-Tiene que gustarle mucho el piragüismo. Son muchos años y ese volver a empezar tras el parón debe ser duro...

-A día de hoy me lo tomo como mi trabajo. Mucha gente tiene el deporte como su ocio, un día va y otro no, si no le apetece. Para mí es mi trabajo. Y además me gusta. Después de estar parada tras los Juegos tenía esa necesidad de sentirme bien físicamente, de tener un objetivo por el que luchar. El estímulo de la competición. Hacer las series, sentirme bien. Me es necesario.

-¿Incluso después de que hubiera nacido la niña? ¿Ahí tuvo dudas o lo tenía claro?

-No, no lo tenía claro. Sabía que la vida me iba a cambiar al tener a la niña. Estaba acostumbrada a mi rutina y con la niña no sabía si podría compaginarlo. No tenía absolutamente descartado seguir pero tampoco dejarlo. Simplemente esperé a que naciera y mientras estuve embarazada seguí haciendo deporte sin ningún tipo de riesgo, por salud. Al mes de dar a luz me planteé empezar otra vez para ver si era capaz de coger el ritmo y fue así, poco a poco.

-¿Es muy complicado conciliar la maternidad con ser deportista de élite?

-Es difícil. Eres madre 24 horas, el deporte me exige un esfuerzo físico y para asimilar ese entrenamiento lo que necesito es descanso, y en ocasiones ese descanso que necesito no lo tengo. Y no es solo seguir mi ritmo. Tengo que seguir el suyo y acoplar mis horarios a ella.

-La niña tiene buenos genes (su padre es otro palista olímpico, David Mascato), ¿le animará a que sea piragüista?

-No, no tengo esa necesidad. Si le gusta, la animaré a que lo practique y, si no, pues no tengo intención de que lo haga a la fuerza porque sus padres hayan hecho ese deporte. Por ahora, no le llama. Viene a verme entrenar y a competir pero no quiere subirse a la piragua. Aunque también es muy pequeñita.

-Piragüista y mujer. Dos hechos que no ayudan a que la repercusión de sus méritos sea justa. ¿Se siente suficientemente valorada tras sus extraordinarios resultados?

-Si lo comparas con otros deportes, pues no. He participado en cinco Juegos, que es lo máximo a lo que se puede aspirar. Otros, con mucho menos currículo, tienen mayor repercusión mediática. Es una evidencia que el piragüismo es un deporte minoritario.

-Es decir, que cuando llegue la retirada tendrá que buscar un trabajo porque los ahorros no llegarán pese a su palmarés.

-Claro. Si comparo mis resultados con otro deporte, pienso que estoy en clara desventaja, pero esto lo considero mi trabajo. Si voy a un Campeonato del Mundo y quedo entre las ocho primeras, tengo una beca ADO. Es mi sueldo, pero cada año tengo que ir a un Mundial y quedar entre las ocho primeras para tenerlo. Si me comparo con cualquier otro trabajador considero que estoy bien.

-¿Hay vértigo cuando se va acercando el momento de la retirada?

-Soy consciente de que está llegando el final de mi carrera. Sí que me inquieta porque llevo toda mi vida haciendo esto y mi día a día es levantarme, coger la mochila de entrenamiento e irme a entrenar. Sé que llegará el día y será duro. Tengo mis estudios, y mi marido y yo un centro de fisioterapia en O Grove donde me veo trabajando. Habrá que adaptarse.

-¿La medalla olímpica es la espina clavada?

-Claro que me hubiese gustado conseguirla. La opción más clara fue la de Londres, cuando quedé cuarta.

-Tokio está a solo tres años...

-Nunca pensé en ciclos olímpicos. Me cuesta mucho. Mis objetivos son a corto plazo. Es difícil mantener la motivación cuando el objetivo está tan lejos.

En corto

Teresa Portela comparte grupo de entrenamiento con piragüistas mucho más jóvenes.

-¿Qué tal se lleva con las palistas más jóvenes? ¿Le piden consejo?

-Depende del carácter de cada una. A veces me preguntan y otras soy yo quien aconseja.

-Y usted, ¿era de las que pedía consejos?

-No. Siempre fui reservada, tímida. Era muy observadora.

-¿Qué es lo más difícil cuando se está lejos de casa?

-Las concentraciones son momentos de soledad. Me fui con 14 años al centro de tecnificación y con 18 a Sevilla, y situaciones cotidianas se me hacían un mundo cuando a lo mejor era una tontería. Te hacen crecer y madurar.

-¿Qué hacía? ¿Leer? ¿Escuchar música?

-Como estaba estudiando siempre tenía cosas que hacer. Además, me gusta leer y me llevaba libros. Siempre buscas alguna ocupación.

-Ahora hay más opciones de entretenimiento. ¿Son más llevaderas las concentraciones?

-Sí, creo que es más llevadero. Hay chicos que ahora están con los videojuegos y las consolas, pero a mí eso nunca me atrajo. Ahora con el teléfono móvil y las redes sociales hay muchas cosas con las que distraerte.

-Ha estado en muchas lugares gracias al piragüismo, ¿a qué ciudad le gustaría ir que todavía no ha visitado?

-(Se lo piensa unos segundos) Pues, a Nueva York, por ejemplo, que nunca he estado.

-Pensé que me iba a responder Tokio.

-(Risas). También, también. No sé en cuál es más probable que esté antes.