El primer zarpazo de Pantera

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

J.L. ABALO

Felipe Rodríguez gana el cinturón nacional de los pesados

16 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Vilaxoán alumbró a Felipe Rodríguez Piñeiro en 1953, pero fue el polideportivo municipal de Pontevedra, un cuarto de siglo más tarde, el que vio nacer la leyenda de Pantera, una de las eternas almas del boxeo gallego. El último campeón de España de los pesos pesados nacido en Galicia. El hombre al que Evangelista no pudo arrebatarle el cinturón nacional (el púgil que aguantó el tipo contra Ali lo intentó en dos ocasiones con idéntico resultado: combate nulo) se citó el 3 de junio de 1978 en la ciudad del Lérez con el tinerfeño Fermín Hernández (que llegó a ser cinco veces campeón de España aficionado).

Tras dos aplazamientos, la velada generó tal expectación (acorde con el gran cariño que le profesaba el pugilismo y el público gallego a Pantera) que no cabía un alfiler alrededor del ring. «Aquello fue demasiado. Estaba allí todo Vilaxoán. Hasta había gente de pie entre las sillas», recuerda Fernando Castro Rey, que fue boxeador profesional, preparador y ex promotor de Pantera. Él ganó una de las subastas para organizar uno de los duelos contra Evangelista, pero aquel del 78 fue promovido por José Luis Martín Berrocal, padre de la presentadora Vicky Martín Berrocal.

BLANCO

Con Francisco Beltrán en la esquina, aquella noche Pantera dominó cada momento de la velada. Zanjó el combate en el cuarto asalto por K. O. técnico. «Fermín era un gran amateur, pero Pantera era muy fino, muy hábil, la gran sensación. Hizo lo que mejor sabía. Esos directos, esos brazos rectos. Fue muy superior, también en condición física», relata. Nadie temió en momento alguno que el título se escapase de Galicia. «Es que era Pantera. Salió a ganar desde el inicio. ‘Fermín es un gran boxeador, pero yo tenía muchas ganas’, me dijo tras la pelea. Nadie arrastró tanta gente como él. Nadie. Nunca», zanja.

Lo corrobora punto por punto el vigués Fabio Antonio Matilla, ex boxeador y ex preparador y cronista pugilístico. «Aquel día le pregunté: ‘¿Cómo estás? ¿Animado?’. Y me contestó: ‘Esto está feito’», rememora. «Le faltaba impactar bien. Por lo demás, Pantera lo tenía todo. Y más que nada, mucha fe en sí mismo. Repartía tranquilidad a todo el mundo. Esa velada, un Nacional en su casa, era un premio para él», analiza.

«Antes de esa noche, se le veía pletórico entrenando en Vigo. Los que sabíamos de boxeo, también sabíamos que no podía perder. Aunque se generó incertidumbre fue un cotejo muy desigual. Vino gente de todos lados. Pantera ya era un ídolo de miedo. Fue una velada memorable», concluye.