El Barça aspira a enderezar su rumbo, como hizo el Madrid a partir de la última cita en el Camp Nou
03 dic 2016 . Actualizado a las 13:14 h.«Este partido ya no existe para mí». El último clásico en el Camp Nou le duró hora y media exacta a Luis Enrique, empeñado en olvidar de inmediato el 1-2 que a la altura de la jornada 31 dejaba al Real Madrid a solo siete puntos del líder culé. Pero si el asturiano consiguió desembarazarse enseguida de los rescoldos de aquel partido, el suyo fue un éxito individual. Aquel duelo entre grandes celebrado un dos de abril aún persigue a ambos equipos ocho meses después. Los visitantes escribieron en Barcelona el prólogo a una racha extraordinaria y tras perder ante el Wolfsburgo cuatro días más tarde no han vuelto a conocer la derrota en ninguna competición.
El Barça, sin embargo, acumula sobresaltos desde entonces y se despierta en mitad de partidos convertidos en pesadilla por la falta de juego o de resultados. La perturbación quedó disimulada por los títulos, porque el conjunto azulgrana conquistó Liga, Copa y Supercopa española, pero aunque no haya alcanzado a las vitrinas, el problema sigue ahí. El pasado torneo de la regularidad acabó cayendo del lado culé por un único punto de ventaja, después de que los blancos recortaran seis en un formidable esprint. Y hoy, a pesar de todas las dudas que aún despierta su fórmula, es Zidane quien tiene a su equipo media docena de puntos por delante del de Luis Enrique.
«Para nada somos favoritos. No existe favorito. Es 50 a 50 como siempre», sostenía ayer el francés, empeñado en desvincular la cita de esta tarde de su anterior visita al Camp Nou: «Va a ser un partido completamente diferente al del año pasado, que íbamos con el culo apretado. Tenemos que tener la misma cosa en la cabeza porque son muy buenos pensando de esta manera, pero va a ser un partido distinto. Quiero que estemos preparados igual que el año pasado pero como lo estamos haciendo últimamente».
En esta etapa el Madrid no pierde y ha logrado sobreponerse a cualquier adversidad. Las bajas de Navas, Ramos, Marcelo, Modric, Casemiro, Kroos, Cristiano o Benzema solo han servido para evitar que el técnico galo repita alineación. Ahora le toca afrontar la de Bale, el jugador más determinante en el arranque de la actual campaña, y prepararse para tres meses sin él. El gallego Lucas Vázquez apunta a principal beneficiado por la baja del galés y afrontará el reto que antes pasaron con nota meritorios como Nacho, Kovacic o Morata.
En los locales, por contra, no hay bajas, aunque sí una multitud de jugadores ausentes pese a no sufrir lesión. Iniesta está recuperado, lo mismo que Jordi Alba y Piqué, pero solo el central está rindiendo al nivel que acostumbra entre quienes se alistan de medio campo hacia atrás. Piezas fundamentales como Busquets y Rákitic palidecen comparados con sus versiones pasadas, Ter Stegen sufre para iniciar jugada y de los más recientes fichajes no hay noticias que dar. Nada que ver con aquel Barça que el pasado 2 de abril acumulaba 39 partidos sin derrota. Perdió el rumbo en un clásico y espera recuperarlo en otro. No hay mejor ocasión para cambiar.