La dura vida del esprínter en la Vuelta

La Voz VIGO, BAIONA / LA VOZ, EFE

DEPORTES

Xoán Carlos Gil

La mayoría de los especialistas descartaron esta cita, como quedó patente en el final de ayer

23 ago 2016 . Actualizado a las 15:21 h.

La del 2016 no es Vuelta para esprínteres. Así lo han entendido al estudiar su recorrido la mayoría de los especialistas, que la han descartado de su calendario para centrarse en citas más adecuadas a sus características. Su ausencia quedó patente en la etapa de ayer, con un desenlace algo caótico, pero no se verá muchas más veces, en concreto serán dos o tres más aquellas en las que los que sí han acudido podrán buscar su oportunidad después de que ayer triunfara Meersman.

Siete de las veintiuna jornadas de la competición pueden considerarse llanas y solo una, la última entre Las Rozas y Madrid, no tiene ningún puerto a lo largo de su recorrido, mientras que otras dos acaban en alto. Tras la ocasión de ayer, habrá una similar en la quinta etapa, entre Viveiro y Lugo. Un poco más avanzada la Vuelta llegarán las etapas 8 y 11, llanas pero que, en cambio, tienen final en alto y no se prestan para los esprínteres tradicionales.

La siguiente ocasión clara se hará esperar hasta la jornada 16, entre Alcañiz (Teruel) y Peñíscola (Castellón), con un puerto de tercera entre medias, y una vez más dos días más tarde, entre Requena (Valencia) y Gandía (Valencia), con un puerto de segunda al principio. La única etapa sin ascensiones, al margen de las dos que se disputan en modalidad de contrarreloj, es la última, que arranca en Las Rozas y termina en Madrid. A todo esto hay que sumar que en el último lustro solo un especialista ha logrado imponerse en la clasificación de los puntos, John Degenkolb en 2014. Había sido más sencillo en años previos, cuando sí lograron esas victorias Mark Cavendish (2010), André Greipel (2009) y Daniele Bennati (2008), así como los clasicómanos Greg Van Avemaet (2008) y Thor Hushovd (2006).

La clasificación ha estado dominada en las últimas ediciones por los especialistas en finales en alto y por los más fuertes en la clasificación general, por las características del recorrido. Sin Degenkolb, Greipel, Cavendish, Marcel Kittel, Bryan Coquard, Nacer Bouhanni, son otros ciclistas que suelen ocupar la segunda fila los que acapararán el foco en estas etapas contadas.

Aparte de Meersman, otros nombres que habrá que tener en cuenta son Niccolò Bonifazio, Nikias Arndt, Fabio Felline, Jean-Pierre Drucker o Jonas van Genechten. La generación de la década de 1990 es la gran aspirante a empezar a optar a las victorias de etapa, o al menos a disputarlas.